Los grillos de dos patas y escaso cerebro son insectos capaces de masacrarse en la misma piedra las veces indispensables para comprobarle al resto de las especies su vocación estúpida.
En teoría, la adjudicación del proyecto de la nueva refinería al estado de Hidalgo ya estaba concretada. Ahora, el estado Guanajuato, cuando no, le entra al quite por unas dificultades técnicas en la capacidad de los hidalguenses para garantizar la inversión federal. Y hasta aquí, como Plan B, la reacción de los guanajuatenses podría interpretarse de solidaridad al desarrollo nacional y bla, bla, bla.
Sin embargo, los DODOS no somos fáciles de engañar y hemos deducido, junto a otros compañeros informadores, manos blanquiazules en el reparto de cartas.
Primero: Es del dominio en el ámbito del poder, la intervención de distinguidos panistas de Guanajuato e Hidalgo en la agitación adversa de los dueños de los terrenos necesarios en la construcción del complejo, ya sea aceitando las manos con favores o de plano en el viejo estilo de las mochadas.
Segundo: Es una pésima decisión poner a pelear a dos entidades de la federación administradas por partidos políticos antagónicos, considerando al Partido Revolucionario Institucional como la fuerza mayoritaria de los centros de mando. Es evidente la reacción negativa y el alto costo para el Gobierno Federal, si el PRI percibe una jugada chapucera en sus intereses.
Tercero: La derrota electoral intermedia no va a revertirse con “te doy y quito” sino con un efectivo trabajo de unidad política. Por eso, el Presidente Calderón, quien es efectivamente el líder de las instituciones a su cargo, al no decir ni pío a modo de quitarle lo transa a los suyos, se está convirtiendo en un cómplice de otro frente de lucha bastante sucio y de consecuencias funestas a cobrar en los últimos tres años del sexenio.
Cuarto: Sabiendo el terror a la negociación y la animadversión del señor de Los Pinos contra los priístas, no es de extrañar un doble juego, alentando por los enemigos domésticos, a fin de hilvanar las torpezas hasta desbarrancar al burócrata y jugar en plan conveniente al futuro.
Cinco: PEMEX sigue ordenes y se la llevará así, dando baza por debajo de la mesa a los grupos beneficiados en la determinación final del proyecto. Cabildeo o relaciones públicas y buenas carteras obtienen “ojitos” favorables de aquellas firmas indispensables en la oficialización del contrato.
Seis: La refinería le pondrá más pimienta y sal a las heridas del PAN, en el momento de asumir la disyuntiva de aceptar la imposición presidencial de César Nava como líder o respetuosamente mandar a freír espárragos al “ungido” y envalentonarse eligiendo un candidato de unidad, aun respaldado por Vicente Fox o cualquier otro aspirante empujado por las figuras siniestras de la derecha ultra.
Siete: Transparencia es una promesa peligrosa en voz de un mandatario entusiasmado en sus propios desvaríos de limpieza, pulcritud y democracia sin importarle las complicaciones de lo dicho y las cloacas nauseabundas abiertas en su propio refugio.
Por último, los ciudadanos debemos de valor la viabilidad de construir ese coloso, precisamente, cuando la Secretaria de Hacienda recorta presupuesto y maneja topes financieros, resultantes de la caída del precio internacional de petróleo y la tendencia restrictiva en el consumo. No vaya siendo otro elefante blanco cazado a punta del auto sacrificio.
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