POR: ANGÉLICA MONTSERRAT PEÑA GÓMEZ
Decepciones leves desgarrando el alma,
cólera que destroza poco a poco la esencia,
maldiciones perversas de dolor,
de una pasión destrozada,
catástrofe ignorante, sin sentido que extermina,
que mata.
Son el recuerdo vil de una ilusión desaparecida,
de una esperanza inexistente, jamás creada,
suspiros que desechan los tóxicos internos,
tóxicos de la sustancia estúpida del corazón.
Única muestra de que el amor no es como lo quieren ver,
simplemente el que odia, ama y el que ama, no tiene más remedio que
al final rendirse y odiar eternamente.
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