Con la maravillosa capacidad analítica que caracteriza a ese espécimen llamado Vicente Fox Quesada expresó que el “voto blanco” es una jalada, “con pintarlo basta”, agregamos nosotros, para emparejar la ceguera que en ciertos círculos de poder persiste sobre la resistencia ciudadana y el supuesto que las masas hacen exactamente lo que les dicen, eludiendo que la imbecilidad tuvo un comienzo, que fue precisamente en la base. Sigan en la necia de creer en la paz porfiriana y se llevarán una sorpresa.
Circula por la red y los sitios informativos profesionales el video del secuestro de la bebé del Hospital General de México. Cuadro por cuadro y con posibilidad de escribir comentarios, los videoadictos contemplan la facilidad con que el delito se comete en público a hora pico, usando una bolsa de centro comercial y ni quien sospeche. Para los que han tenido un trance de salud que los ha llevado a los hospitales privados saben que desde el momento de su ingreso el papeleo y las firmas de responsabilidad no cesan hasta que se libera al enfermo, precisamente para abultar la cuenta, pero garantizando que nada de desapariciones mágicas o triquiñuelas de a peso. En el dolor también se privilegia la clase social.
Grillos, cuyos nombres merecen el olvido, declaran que se debería promover la reelección legislativa considerando los ¡logros! que las Legislaturas han alcanzado mediante el trabajo fecundo y creador. En sí, la reelección existe en el formato de chaquetazo, es decir, el mismo candidato, diferente partido, sino pregunte o detecte a simple vista a los eternos pillos que avejentados, maltratados e instalados en piedra ya están listos para el retorno al Congreso, en otra silla, comprometidos a servir a esa entelequia que llaman “México”. Como si sirvieran de algo la bola de jijos de Pepe Castañas para hacer a la gente decente repetir su calamidad.
Que se vote por los candidatos que firmen por escrito el cumplimiento de sus promesas, alienta un Notable del país, y el argumento no sería absurdo de no conocer a los embaucadores que nos han chamaqueado por décadas y que no sólo presentarían las promesas firmadas, hasta una enciclopedia de mil tomos de su invención, sabiendo que con el triunfo en las manos, las letras estarían muertas y a tranzar se ha dicho.
En el ayuntamiento de Brooksville, al norte de Tampa, Florida, se impuso a los funcionarios que laboran ahí el uso de desodorantes y ropa interior; en Mexicalpancingo de las tunas deberíamos de tomar ejemplo y exigirle a los grillos que aprendan a hablar, terminar la primaria, conocer otros idiomas, ampliar el horizonte cultural, leer correctamente y no parecer activo de las fuerzas vivas de cualquier municipio abandonado en medio de la nada, y es que tenemos cada diputado o senador que nada más le falta estar desnudo para no desentonar en la selva.
Algunos editorialistas políticos recobran la vena trágica del culebrón y se horrorizan por la mutación del Peje a quién sabe qué cosa, flagelándose y rasgándose las vestiduras por no prever que esa “entidad” tropical fuera un malvado, un dictadorzuelo, un grillo embozado. Por dios, o les gusta el cotorreo o de plano se sienten fuera de la moda y descaminan las palmas que tiraban a su paso en los tiempos de que era “in” oponerse al PAN. El arrepentimiento patrocinado no libra del pecado.
Los gringos tienen la culpa por drogadictos, pendencieros y parciales, que Felipe Calderón no derrote al narcotráfico. Ahí nomás para que le cale. Cuando los Estados Unidos pretenden apuntalar efectivos dentro del territorio nacional son imperialistas y ojos de pancha, cuando no, nos dejan morir solos en el fuego que ellos iniciaron. Juana o Chana, el chiste es ponernos flamencos y culpar al de fuera por el desorden que iniciamos en casa. Vamos muy bien en la comprensión de los tiempos.
Ya llegaron los medicamentos al ISSSTE resalta el Titular del Poder Ejecutivo, lo que no sabemos es en dónde se reparten y si alcanzarán para todos los derechohabientes.
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