Por: ANGÉLICA MONTSERRAT PEÑA GÓMEZ
Son los hilos del títere humano,
del títere sentimental,
los que hacen correr,
los que hacen volar.
El error nace de una vil fantasía derrumbada
por el inconsciente amor que vuelve a nacer
como si fuese el ave Fénix.
El contexto fino de hotel
es cruelmente transformado a algo más sofisticado,
el contexto ahora es una obscura y sucia calle,
tan erosionada y usada como mi propia alma.
Me dejo caer como las hojas por el otoño
y el pavimento me hace suya
como la amarga mar a la suave arena.
Una vez más, como siempre con la que se ama,
he caído al abrumante precipicio del amor,
de la maldita confusión,
de la oscuridad bendita.
El infierno ahora ya no existe,
mucho menos el cielo,
los únicos que existen somos tu y yo,
jugando en un tablero sin fin
donde el jaque es el inmenso dolor
y el eterno mate es nuestro incomprensible
e irracional latir de corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario