miércoles, 27 de enero de 2010
EL COCOTAZO: BALAZO
Ocurrida la desgracia comienza la lamentación y la excusa. Independiente a la investigación policíaca la agresión armada contra el jugador de fútbol profesional paraguayo, Salvador Cabañas, jugador del Club América, no debió suceder en un establecimiento comercial acreditado y regulado, en su giro, por las leyes del Gobierno del Distrito Federal. Podrán especular o demostrar diversos escenarios, pero la base es una: un hombre armado disparó en un espacio que, jurídicamente, prohíbe el acceso de armas, en un horario fuera de reglamento y en circunstancias agravantes para los dueños del establecimiento y para la autoridad que lo vigila. Nuevamente, se cuentan tomos enteros de legislación para que en la práctica, la impunidad permita este tipo de tragedias. Simple: el disparo jamás hubiera ocurrido si cada una de las partes vinculadas directa e indirectamente hubieran cumplido su trabajo.
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