La sexualidad humana es tan amplia y compleja como el ser humano mismo. Por ende, establecer parámetros de normalidad y anormalidad sobre principios, ajenos a la sexualidad misma, es confrontar la visión que cada persona tenga en cuanto a sí mismo y a los demás.
La construcción de una verdadera democracia implica definir, discutir y legislar la libertad, no lo que a unos convenga, sino al concepto que represente la diversidad existente en nuestra sociedad.
No se trata de agudizar el absolutismo del todo o nada; se trata de encontrar espacios donde puedan coexistir y convivir, en reconocimiento y respeto, las posibilidades de vida existentes en la colectividad.
Con ese objetivo, “El ÚLTIMO DE LOS DODOS” preparó un DOSSIER en partes centrado en la disertación, el análisis y la expresión escrita de la DIVERSIDAD SEXUAL, desde diferentes ángulos a modo de que nuestros DODOLECTORES evalúen las tendencias ideológicas que en los últimos meses se han desatado por el matrimonio, primero, y la adopción, después, entre individualidades de un mismo sexo.
El tema lejos de englobar exclusivamente la preferencia sexual, atrae una gama de posturas, semejante a la problemática del aborto que, como ciudadanos democráticos que nos calificamos, no podemos dejar a un lado.
La libertad de expresión es un derecho inalienable de la ciudadanía y, por ende, tenemos que defenderlo aun a costa de la vida misma, pero esta libertad de decir las cosas trae una obligación: argumentar el porqué sostenemos lo expresado.
Así que los puntos de vista que ustedes leerán tratan de llamar la atención y mover a la reflexión individual objetiva, fría, dura.
Por encima de los fines políticos y sociales, la DIVERSIDAD SEXUAL es una realidad incuestionable y es un tema que no podemos eludir, simplemente porque afecta directamente al diez por ciento de la población nacional, por lo bajo, que ha manifestado una orientación sexual hacia su mismo género, faltan por contabilizar otros mexicanos y mexicanas que, por razones diversas, aún manejan su inclinación en la ambivalencia.
El ejercicio de la sexualidad no basta para calificar la esencia espiritual de un ser humano, por consiguiente, démonos la oportunidad para pensar diferente e imaginar cómo sería una sociedad en donde TODOS pudieran encontrar la felicidad y gozar de un sistema jurídico que la garantizara.
Finalmente, de eso trata la DEMOCRACIA.
ATENTAMENTE
EL ÚLTIMO DE LOS DODOS
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