El viernes 15 de enero de 2010, José Luis Romero, reportero a cargo de temas de seguridad en el noticiero radiofónico Línea Directa, levantado el 30 de diciembre de 2009, en Ahome, Sinaloa, fue hallado muerto dentro de una bolsa de plástico negro, a la orilla de la carretera Los Mochis-El Fuerte, en la sindicatura de San Blas.
El cuerpo presentó tres balazos, dos en la cabeza, señales de tortura, y ubicó el deceso 24 horas después de haber sido secuestrado con una segunda persona, ex militar de la que aún se desconoce el paradero.
Por motivos, suponemos de impacto y precaución, el cadáver fue sepultado, y en descomposición, exhumado para que se encontrará fácilmente.
Los restos fueron recuperados por agentes de la Procuraduría de Justicia del Estado, debido a un operativo realizado en la zona de Guasave, después que apareciera una manta, anunciando que el reportero estaba con vida.
José Luis Romero es el segundo comunicador asesinado en lo que va del año en las entidades federativas del norte de México a manos del crimen organizado.
Es evidente que las condiciones del cuerpo del periodista son un mensaje en sí mismas para amedrentar al gremio y advertirle de la inseguridad con la que realizan su trabajo, que concluye en el horror y la ejecución sumaria.
EL ÚLTIMO DE LOS DODOS condena este asesinato e insta a que cada responsable de informar, la fuente que cubra, siga cumpliendo su deber, en aras de un país diferente y como defensa al olvido de los hombres y las mujeres muertas en la línea de los datos duros.
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