Por.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Cual maldición bíblica Haití está en ruinas. El Primer Ministro, Jean Max Bellerive, calculó en más de cien mil muertos el saldo del terremoto ocurrido el martes pasado. El Presidente, René Préval, ubicó la cifra en cincuenta mil. No obstante, por experiencia propia podemos decir, que los fallecidos son incalculables.
El colapso económico y social suscitado por el fenómeno natural rebasa la imaginación y el mundo voltea preocupado a este país caribeño que literalmente no tiene nada para encarar el peligro en el que penosamente sobrevive en estos días apocalípticos.
Acorde al Índice de Desarrollo Humano propuesto por la Organización de las Naciones Unidas, el 70% de la población de Haití se encuentra en pobreza extrema y la esperanza de vida no rebasa los sesenta años, siendo la nación con el puntaje mínimo de América.
La mayoría de la población es negra y miserable, y el uno por ciento de mulatos francófonos es propietario de la mitad de los recursos de la isla, abriendo un universo profundo de desigualdad.
Dictaduras, golpes de estado y violencia son constantes en el devenir del poder haitiano, que sumadas al dominio absoluto de la superchería y la ignorancia posibilitan creencias exóticas y actitudes que asombran al extranjero.
La mitad del suelo está erosionado por la deforestación criminal y por la imposición de intereses ajenos al bienestar general, por ende, lluvias, ciclones y huracanes toman mayor fuerza y golpean fuertemente al pueblo que se ha acostumbrado a vivir en el límite.
La información del desastre fluye a cuentagotas, pero los testimonios y los videos que han visto la luz narran una realidad de emergencia como pocas veces se ha visto en el continente y ha encendido el llamado de emergencia de la Sociedad Internacional, que ha comenzado a planear, organizar y llevar ayuda humanitaria a Haití, de acuerdo a las posibilidades de cada uno de sus miembros.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México confirmó la muerte de la ciudadana mexicana Karen Valero Jacques de 49 años de edad que se encontraba internada en un hospital que se colapsó en Puerto Príncipe. Asimismo diez mexicanos regresaron a al país por petición personal, en tanto se continúa el contacto del resto de connacionales dispersos en Haití.
El Gobierno Federal de México comenzó a enviar ayuda técnica y material a la isla, al igual que diferentes organizaciones no gubernamentales y ciudadanos mexicanos también se han empezado a mover para colaborar de alguna manera con los haitianos sobrevivientes.
El tiempo, que en estas cosas es un temible adversario, se acorta y las esperanzas de hallar gente atrapada entre los escombros irá disminuyendo, aumentando el número de decesos y la posibilidad de la diseminación de enfermedades.
Dejamos a los DODOLECTORES a su consideración el responder a la petición de auxilio y proceder acorde a su conciencia.
Los medios mexicanos centrados en el terremoto y sus secuelas en Haití, han omitido el escándalo que Europa ha desatado contra la Organización Mundial de la Salud a propósito de la magnitud de la epidemia, dejando entrever que es factible la participación de los laboratorios en este megafraude, al tiempo que devolvió sin cortesías las miles de dosis que les fueron asignadas. En las semanas por venir, el conflicto tomará forma y repercusión definitiva, lo que pondrá a México en una situación comprometida por el manejo de la crisis sanitaria y la manipulación que en que hubiera incurrido. Estaremos pendientes.
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