Por.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
En la sorprendente comprensión del tiempo que tienen los grillos mexicanos, ya sonaron las doce campanadas para entrarle macizo a los trinquetes, alianzas, traiciones y demás habilidades para no caerse del hueso y repetir otro periodo dentro del presupuesto y a costillas de los contribuyentes.
Estos curiosos animales (los grillos, no los contribuyentes) están agitando el avispero y aventando cientos de chismes para las crónicas y las columnas políticas de los medios, que son expertos en dar por sentado, lo que mañana desmentirán.
De creencias superflexibles, la izquierda y la derecha abordan las mismas lanchas, los dinosaurios, despacito, van de un extremo a otro y otean el amanecer para saber por donde no les pega el sol. El juego es no salirse de la “contienda” y caer en cuatro patos sobre la superficie más empinada.
En las alturas, los mini dioses del panteón grillo están acomodando la billetiza para el reparto de recursos y ellos mismos están aprobando las listas de los seudo héroes que harán de México, el país de las maravillas.
Los “figurones” de la polaca impulsan proyectos, obras y chucherías metidas en bolsas de interés general o de simple cumplimiento de sus obligaciones, maniobras sucias de propaganda primitiva y desfasada.
Para la “realidad” del mando, la nación entró a la recta final de una carrera a terminarse en TRES AÑOS. Eso es ser precavido, no idioteces.
Desde los primeros segundos de 2010, Bicentario, Centenario, hasta un pinchurriento cumpleaños serán conmemoraciones explotadas a la orden de los beneficiarios directos. Se va a echar a México por la ventana, aunque nunca sepamos el monto del chistecito, precisamente, cuando la ciudadanía comienza a sentir a plenitud las estupideces de los funcionarios responsables del gabinete económico.
Dorar la píldora de las masas saldrá caro, sin embargo, nunca como perder el poder por pichicateces. Recordando al legendario Carlos Hank, un político pobre es un pobre político. Habrá que cortar y soltar la lana a causas que, honestamente, tienen muy poco que ver con las vidas de los simples mortales, de no ser, claro está, a la hora de pagar las facturas.
En tres años, los grillos se declaran llamados a causas fundamentales, esperando que México y los mexicanos nos las arreglemos solos, por eso hay democracia, por eso somos mayores de edad. No obstante, cuando sea necesario retomarán banderas crueles para dividir, encender los ánimos y propiciar las injusticias típicas de una república venida menos, a la que lo mismo le da las catástrofes mundiales o el enfrentamiento directo de los fanáticos a supersticiones radicales.
Los grillos no alcanzan a calibrar la tensión en que han metido a la sociedad y emulando a las cigarras gozan la fiaca profetizando el paso de terciopelo de un grupo a otro, pero la transición no será simple. Muerte, desolación, pobreza y resentimiento son una pésima combinación para mantener la estabilidad democrática.
Grillos, basta con prender la televisión para detectar en Haití la ira guardada por décadas en que una minoría hizo lo que quiso hasta el embrutecimiento con una mayoría, que victimizada por un terremoto, no va a regresar a lo mismo por las buenas.
Sigamos soñando.
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