miércoles, 25 de noviembre de 2009

A TÍTULO PERSONAL: EL OTRO JUEGO DE LOS MEDIOS

Por.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

La Suprema Corte de Justicia de la Nación retiró al Poder Ejecutivo Federal, por mayoría de votos, la facultad de otorgar concesiones y permisos en materia de radio y televisión.

Los ministros determinaron, el martes pasado, que el Secretario de Comunicaciones no tiene atribuciones para dar concesiones o permisos en materia de radiodifusión, para otorgar prórrogas, refrendos o modificaciones de las concesiones ni para declarar administrativamente su caducidad, nulidad, rescisión o revocación.

De esta forma, el Poder Judicial concluyó que las facultades que el presidente Felipe Calderón otorgó al secretario de Comunicaciones corresponden única y exclusivamente a la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL), organismo regulador del sector, y en teoría, autónomo de las acechanzas del Presidente de la República.

La resolución pone fin jurídicamente al control de la Presidencia de México sobre los medios electrónicos de información y comunicación, sin embargo, una cosa es la ley y otra, muy distinta, su aplicación.

Sabemos que las instituciones no fallan, sólo los titulares humanos de éstas. Con tal premisa, es fácil predecir que, a pesar de los ríos de tinta y litros de saliva que da este recorte al Ejecutivo, la manera cómo se lleva a cabo el manejo de los medios en el país no será de modo alguno transparente, democrático e imparcial.

Por el contrario, conociendo los intereses de la clase dueña de los mismos, la deferencia de la Suprema Corte de Justicia les permitirá ejercer una mayor presión política sobre el poder institucional y los hombres y las mujeres que lo porten.
Otra vez, el avance de los decretos no contempla la realidad histórica de México.

Puede que el Presidente sea limitado, pero qué sucederá con el Congreso, quien antepuso el juicio para revisar las atribuciones de la Secretaría de Comunicaciones y la COFETEL.

En el espacio del control mediático y social no existen las medias tintas, cada protagonista va a lo seguro en cuanto su injerencia en la toma de decisiones. Es muy peligroso creer en la bondad institucional o privada en un ámbito regulador de percepciones y conciencias.

Para quienes hemos hechos de las telecomunicaciones una especie de isla, a través de la Red y las aplicaciones concernientes, vemos una profunda amenaza en cuanto a la escasa libertad concreta en los últimos años, pues, los tiburones de la industria van sobre el botín y no por los principios de apertura supuestos.

El punto no sólo es discutir las atribuciones de los Poderes Federales sino de las responsabilidades y el contrapeso a las inclinaciones humanas de los funcionarios.

La COFETEL, en documentos, puede ser la mejor instancia para el desenvolvimiento equitativo, competitivo y justo de los sectores, no obstante, no debemos olvidar que la integran seres humanos sujetos a las virtudes y a los defectos de la especie.

Aun es temprano para echar a volar las campanas, el tema todavía está fresco y conociendo la Historia Nacional, lo que hoy es una decisión inamovible con el tiempo se transforma en un peso inaguantable.

Se reduce el poder del Presidente, pero a quién se está fortaleciendo. Créanlo, no a los mexicanos.

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