POR: MARCIA TREJO
Normalmente cuando alguien fallece, suelen hacerse descripciones maravillosas de quien murió; cualquiera creería que la persona era un santo al que sólo le faltaba la aprobación vaticana. Y aunque esto es perfectamente legítimo, deja de lado el aspecto humano, la dualidad, las contradicciones, la riqueza de quien se ha ido.
Ayer sábado 1 de agosto, poco después de medio día, Carlos Trejo Barradas dejó este mundo para irse, espero yo, a un lugar mejor.
Los que lo conocimos sabemos que conjuntaba algunas de las características distintivas de los Trejo: un genio de los mil diablos, una buena dosis de impaciencia, una lengua rápida y ácida capaz de meterlo rápidamente en problemas y una inteligencia no siempre bien aplicada, rasgos todos ellos que no precisamente lo convertían en Señor Popularidad. Sin embargo, junto a ese “dechado de virtudes” coexistía el sentido de lealtad y una gran capacidad de dar amor, aunque su cariño se expresara de extrañas maneras.
La vida le dio y le quitó. Y en uno de esos giros extraños, le cayó una extraña “herencia” que lo convirtió en una especie de padre honorario para sus sobrinas, sobrinos nietos y un primo. Aunque no fue el padre perfecto, hizo su mejor esfuerzo y, sobre todo, nunca se echó para atrás en la responsabilidad adquirida.
Hoy, Rosana y Sarita son mujeres hechas y derechas, Henrik ya es todo un hombre y los niños ya van a la escuela. Y aunque invariablemente tendrán que superar la pérdida y aprender a vivir sin él, siempre tendrán el consuelo de los años vividos en común, del afecto aderezado de gruñidos que les dio y, sobre todo, la lección de hombría y humanidad que representaba: asumir las responsabilidades, no achicarse y seguir adelante hasta que las fuerzas le fueron arrebatadas.
Carlos, hoy el mundo o, por lo menos, el mundo de quienes te rodearon se siente triste, se siente solo. Cuenta con mi agradecimiento eterno por todo lo que de diste a Henrik, descansa en paz y, de vez en vez, si tienes tiempo, échanos una miradita y si te es posible, abrázanos desde allá, que aquí estaremos honrando el ejemplo que diste.
1 comentario:
Tarde, muy tarde me entero de la partida de mi amigo.....compartimos un corto tiempo, mas fue valioso, compartimos amor, tristeza y curiosidad...dura fue la vida con él, aunque podrían muchos creer lo contrario. Y ahora perdona que no pueda escribir más de ti. Vuela libre amigo mío.
Aurora
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