Directamente de las grabaciones originales del festival de Woodstock, 1969, una de las interpretaciones claves para decirle al mundo que todo es posible con la pequeña ayuda de los amigos, en la voz rasposa e inigualable de Joe Cocker, quien a la fecha, cuarenta años después mantiene los registros y esa peculiar manera de hacer propia cualquier canción ajena.
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