Por: EL DODO DJ
¿Todos están dentro?
Repito ¿Todos están dentro?
El concierto va a comenzar.
Señores y Señoras, desde El Vaticano para el Mundo, Urbi et Orbi, “EL PAPA BENEDICTO XVI”.
Detrás de la sincronía de luces y los efectos de los músicos, un bombazo de niebla cubre el escenario. Las cámaras de video captan diferentes ángulos para la edición del DVD Conmemorativo y para la señal ampliada de las pantallas gigantes. La consola de audio se ha preparado para grabar en directo el concierto. En la zona de prensa los flashazos fotográficos no paran. Es el concierto de la década. Es el regreso al estruendo de Led Zeppelín o The Who. A cuarenta años de Woodstock y Altmont, la música en los estadios eleva el octanaje conocido. El representante de Dios en la tierra, según la Iglesia Católica, cambia el altar de San Pedro o la ventana de la Mansión Pontificia para llevar la palabra sagrada a un punto de impacto decisivo. No más rituales arrulladores o actividades manuales de beatas; en el mundo globalizado, los líderes espirituales deben de exponer el físico y ponerse al tú por tú con su satánica majestad Mick Jagger, el anticristo superestrella Marilyn Manson o la Jezabel Madonna. Además del dinero, está la salvación de las almas, la redención del mundo y la transformación del legado de Cristo. El Papa sale a cantar, sabiéndose que es superior al el Jefe Springsteen o Bobby Dylan. No caminará en el Wild Side propuesto por Lou Reed; él es el lado soleado de la calle, el Cordero del Pop, y levanta la mano y las gargantas se desgañitan, estamos en el Cielo.
Pero, esta historia comienza con el contrato firmado por Benedicto XVI con la discográfica Geffen UK/ Universal para grabar un disco, dirigido a éxito navideño, integrado con composiciones clásicas, sermones y cánticos en latín, italiano, francés, portugués y alemán, previamente difundidos por la radio de El Vaticano.
El material original está inspirado en cantos populares marianos y letanías lauretanas, y música compuesta en exclusiva para el heredero de Pedro.
La voz del Sumo Pontífice se une a la de la Coral de la Academia Filarmónica de Roma, dirigida por Monseñor Pablo Colino, maestro emérito de la Capilla de la Basílica de San Pedro, donde se graban las pistas base.
Los pasajes orquestales, interpretados por la Orquesta Filarmónica de Londres, están en manos de los míticos estudios Abbey Road, de la capital británica, donde The Beatles labraron el rumbo sonoro de una generación.
Las ganancias, aseveran los informados, se destinarán a ofrecer educación musical a los niños pobres del mundo.
Aunque en 1999, Juan Pablo Segundo haya elaborado el álbum Abbá Pater, para el sello Sony International, el proyecto de Benedicto es más ambicioso y tiene puesto la mira en los top ten mundiales y la cobertura mediática de ateos y creyentes ante el nacimiento de una estrella, de un fenómeno, de un icono capaz de trascender edades, idiomas, creencias en la línea dura de Elvis Presley o Frank Sinatra.
El plus del producto es el aval divino de la bendición. Hasta donde recordamos es el único “bendita duración” garantizado para contactar con el Creador y probablemente freno de la oscuridad blasfema y pecadora de nuestro planeta.
Pronto, en su ciudad, The Pope World Tour 2009, y no deje de comprar el compact original, pues condena el alma si cae en la tentación de los piratas. Long Live God y nos vemos en la sección VIP.
No hay comentarios:
Publicar un comentario