domingo, 16 de agosto de 2009

MALA LECHE: HILLARY A LA MEXICANA


Algarabía plena en el cuartel general del Partido Acción Nacional, el impuesto jefazo, César Nava, por órdenes expresas del señor Presidente, nombró a doña Josefina Gómez Mota como coordinadora de la bancada blaquiazul en San Lázaro, y hasta se aventó al futurismo político aventurando una candidatura presidencial a modo de la insigne señora, suponiendo, claro está, logre sacar los caprichos del Primer Mandatario en un Congreso dominado por la oposición. El optimismo panista hace pensar en una ceguera generalizada y en una escasa conciencia de las limitaciones partidistas.

Lo mismo decimos de la designación de Alejandro Encinas para liderar a los diputados del Partido de la Revolución Democrática, considerando la unificación forzada a Jesús Ortega, en un contexto frágil de alianzas al vapor y una honda convicción en diferencias esenciales en el trato de la cosa pública. Por supuesto, el sol azteca dará cara y batalla, no obstante, controlar a la hidra no va a ser fácil. Torear a los priístas y a los panistas juntos y no perder fuerza en cada facción perredista es el primer punto de la agenda legislativa.

Evaluando la partida, Beatriz Paredes, big mama, del Partido Revolucionario Institucional no adelanta vísperas y dará a conocer pronto al responsable de asegurar la aplanadora tricolor en la Cámara. La señora Paredes no le juega al enmascarado y tratará de asegurar los pases necesarios en el retorno a Los Pinos. Siguiendo una estrategia de bajo perfil mediática, la mandamás del PRI está colocando las piezas a favor de quien mejor amarre los acuerdos pertinentes en la consolidación de primera fuerza política nacional.

En esos arreglos veremos cómo se resuelve la propuesta y el efecto de la reducción de recursos extraordinaria para Educación, Salud, Desarrollo Social, Agricultura, Comunicaciones y la Comisión Federal de Electricidad, sugerida por la Secretaría de Hacienda a fin de llenar los boquetes abiertos por la caída de los ingresos petroleros, admitiendo la preocupación del Ejecutivo por los más desfavorecidos.

La Secretaría de la Defensa Nacional sumó en siete meses de guerra contra el crimen organizado 934 quejas de abusos en Derechos Humanos, donde han efectuado operaciones. La información proviene de documentos federales dados al Departamento de Estado Norteamericano para evitar suspicacias y malos entendidos. Ahora, veamos a Calderón desdecirse de la responsabilidad de su gestión en estos lamentables hechos.

El protagonismo en el poder institucional de dos mujeres lleva a considerar una hipótesis interesante de aceptación popular a darle la oportunidad a las féminas de pelear por la Presidencial, al estilo de nuestros vecinos del norte, y vivir un fenómeno a la Hillary Clinton, versión flor más bella del ejido.

En lo elemental no creemos un empeoramiento de la debacle mexicana por poner a una mujer en el Ejecutivo, elegida por y para el pueblo, no en el estilo usurpador de Marta Sahagún. No obstante, calificando de lenta la politización del género, tardaremos un rato en creer en las capacidades operativas de la mayoría demográfica.

Los hombres resisten en repartir la torta y no se van a dejar arrebatar aquello considerado su propiedad. Empero, como un calambre testicular, está bien constatar el avance femenino en la materia.

Y en comparación con la Clinton, sólo Beatriz tiene las enaguas bien amarradas y la preparación grillera indispensable en eso de hablar fuerte y poner condiciones, si no pregúntenle a los priístas por dónde masca la dragona y ya verán. Josefina Gómez Mont, se va a doctorar en el fuego cruzado en la siguiente legislatura, y demostrará las cualidades mínimas de competir en el certamen.

La mujer, quizás, sea la salvación de México.


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