Señora Bien, Guadalupe Loaeza:
La noticia y la comprobación de la misma a través de los actos proselitistas de su campaña para diputada por el Partido de la Revolución Democrática, me dejaron peor el ánimo que aquella vez en que resultó que usted también le entraba a eso del plagio periodístico sin citar fuentes ni apoquinar regalías. Pero me consolé aceptando que es humano errar.
Sin embargo, ahora los argumentos me faltan. A lo largo de su amplia bibliografía y sus colaboraciones periodísticas demostraba ser un espíritu crítico, a la moda, correcto, es decir, lo que uno espera de un pilar de las verdaderas letras nacionales, que sí venden, no como las otras de las que se puede esperar todo hasta entrarle a la grilla.
Por edad he ido constatando su evolución ciudadana desde esa niña bien que descubre un mundo aparte del que conoce hasta el de la figura pública que hace de su origen un instrumento interesante para reflejar las formas de pensar de la gente bonita, de los de “arriba”. En estos años fui criticado, vapuleado y expulsado de varios cenáculos, donde no cabía mi admiración y seguimiento reales de su prosa. ¿Cuántas veces, pegado a las cuerdas, defendí su aportación a la cultura contemporánea? ¿Cuántas noches de discusión bizantina aguante fiel a su causa? Cuanto esfuerzo tirado a la coladera. Y no me retracto, lo volvería a hacer por la mujer que me causaba embeleso.
Creí que usted pertenecía a la humanidad y no al oportunismo ramplón de un partido del que es mejor olvidar su nombre. No es que no crea en el pensamiento político opositor, mas las vaciladas del sol azteca son una negación absoluta de la Historia, que usted a punto consultaba frecuentemente. Y así como influeza dió el volteón invitando a la ciudadanía a participar en una farsa electoral con resultados anticipados. Ya no más falta que de Señora Guadalupe pase a la "Lupis" Loeza, la güerita.
Imagínese cómo se va a ver usted, tan propia y distinguida, tomando tribunas, mentando madres, recitando las joyas ideológicas que han puesto al PRD en el estado casi de extinción por suicidio (eso sí impecablemente vestida con marcas internacionales a menos que le atraiga el Betty Paredes look para sentirse adelita revolucionaria). Ya la veo bañándose en las albercas populares del Distrito Federal o patinando en la pista de hielo negro del Zócalo. Usted que nos enseñó Europa. Aceptemos que don Marcelo Ebrard da el gatazo de junior y, según él, de futuro presidente. Eso qué. Usted no lo necesita, usted ES ... ¿o era?
Evoco sus reflexiones al reconocer que no poseía la experiencia para cargos públicos y a cambio ofrecía su entusiasmo a los candidatos “democráticos”. ¿Qué pasó? Desea sufrir el martirio, paga una manda, es parte de una conspiración, por que no le halló la hebra, ni que fuera el Místico o el Kikín Fonseca que metidos a famosos coquetean con la peor ralea de nuestra nación. ¿Fue presa de una abducción?.
Yo me confieso admirador abrumado. En mis pesadillas la observo comiéndose unos tacos de trompa y nenepil o sobando los pelos grasosos de niños malolientes, sonriendo para las fotos falsas que acompañarán sus actos públicos. Atestiguo los empujones, la música bullanguera y el salvajismo primigenio que caracteriza ciertos sectores de la Delegación Miguel Hidalgo que usted pretende hacer suya; intención que no por mala leche, valoro complicada. Y no cuadra, sale de la composición.
A mi humilde juicio, creo que el PRD necesita más de su carisma, que usted prestándose a estas fantochadas.
Como su admirador acreditado, me resta desearle suerte y lamento no vivir donde mi voto contribuya a su causa, más por amor, que por aceptar a ese engendro de retraso mental en el que se metió.
Le deseo salud, suerte y que el ángel de su guarda cubra horas extras en esta emergencia electoral. Yo me guardaré en sus libros y esperaré su retorno a la cordura, si es que algún día sucede. No somos nada aunque siempre tengamos París.
ATENTAMENTE
El Dodo de la Mala Leche
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