miércoles, 20 de mayo de 2009

APUNTES: ¿NARCOCAMPAÑAS?

Vaya, vaya. Reclusos casi se evaporan en el aire. Comandos subersivos no disparan un solo tiro. Policías entran y salen de las cárceles. Mantas advirtiendo dudosas procedencias y ascedencias. Políticos usando bumeranes y no piedras. Declaraciones incriminatorias. Ausencia de promesas. Lodo, mucho lodo. El cuadro afea los baños de pureza del gobierno y los partidos en un periodo de campañas que adelantan la estampa del de 2012: el cochinero que trajo la derecha, copia perfeccionada de la corrupción revolucionaria.

Las colas están enredadas y las bocas peor. El narcotráfico sin proponérselo (¿o sí) arrincona a la balbuceante democracia actual. Un costo más a pagar por una cruzada en que cifras y datos dicen lo que cada autoridad califica prudente. La población ignora de qué tamaño es la bronca y cómo van los cocolazos. ¿Gana el hampa? ¿Gana el gobierno?. Y retando a lo establecido los grandes anuncios del quién es quién en el tráfico de influencias de los grandes capos.

Ni tanto, pero el daño colateral es la sospecha (demos la candidez de la duda) que los señores de la política andan en malas compañías con las que pactan jugadas y a las que luego dejan colgadas tras las rejas. Asumiendo que el fuero constitucional alcanza hasta el más allá, los figurones de la grilla se meten a los serpentarios y esperan respeto y obediencia. Cosa harto difícil porque estas serpientes llevan armas y les vale meterse con dios padre.

En lo que llevan las campañas de proselitismo político, los partidos y los líderes “históricos” no salen de la grilla y la tangente, distrayendo para que la media no reflexione qué hay detrás de los millones que mueven y el origen sangriento que pueden tener.

El piso está caliente. La moda de las declaraciones está en la pasarela pública de la nota roja y no en la sección informativa correspondiente. Hay rebajas en las premisas de la propaganda y el monstruo no avanza. Los jitomatazos llueven y las pedradas abollan las relucientes armaduras de los caballeros chaqueteros de siempre.

En tibios intentos de dar pataditas, los candidatos y los factibles líderes de las bancadas levantan viejas camisas, la despenalización local de las cantidades permitidas de droga para el consumo personal, el aborto, el chupacabras, el innombrable; Nada, que no sea el punto común que no poseen algo concreto que ofrecer, no ser su voicación a la tranza y al bandidaje.

La secuela de la influenza y la revisión del sistema de salud federal son focos de interés, sin olvidar la hazaña deportiva del equipo de fútbol Los Indios que, para redondearla, son de Ciudad Juárez, sitio tradicional en el que ejercito y narcotraficantes se enseñan las muelas.

El escaso interés del electorado en este asunto de la toma del poder institucional está poniendo a prueba las mañas del acarreo profesional y las pocas luces de los novatos que están hechizados por los reflectores y no por un programa de acciones. A los dinos ni les va ni les viene, ya saben que están en la lista y que hasta por la puerta de atrás entrarán al puesto. Paciencia, paciencia, se confortan.

Lo que debería de preocuparle al conjunto multicolorido de los grillos es la probabilidad que ciertos intereses traicionados empiecen a soltar plomazos y a acabar con la delicada línea segura en la que se ocultan. Los criminales son fieles a sus instintos y no vaya siendo que de sentirse en disposición le apunten a los animalitos estúpidos que se asumen inmortales.

El que da y quita....

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