Entristece que la muerte del poeta uruguayo Mario Benedetti autorice la realización de concursos, homenajes y un largo etcétera de actividades oportunistas para llevar agua a molinos infectos y olímpicamente ignorar la trascedencia artística de un hombre que sólo supo ser: un hombre común cuando los tiempos acobardaron a los héroes. Simplemente, no se vale.
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