domingo, 17 de mayo de 2009

AVISO: CUANDO CALIENTA EL SOL

Por: Ana Laura Domínguez

… hay que tener cuidado, y no precisamente porque lo diga Luis Miguel y aunque no estemos en la playa.

A últimas fecha se habla de miles de cataclismos que pueden dar por terminada la vida, por lo menos humana, sobre la faz de la tierra: las enfermedades como el SIDA, el cáncer, la ya tan famosa Influenza (aviar, porcina o humana).

Otras muchas cosas como las guerras y sus derivados, pueden dar al traste con la existencia del ser humano pero, ¿qué tan en serio tomamos las cosas nosotros, los simples mortales que andamos “a pie”, tratando de corretear la chuleta todos los días? Parece ser, que todo aquello nos lo pasamos olímpicamente por el arco del triunfo, con la firme creencia y “superioridad” de “a mí no me pasa nada”. Que se cuiden los “jodidos”.

También se ha hablado hasta el cansancio del calentamiento global. Aunque el tema está de moda y miles son los autores y medios que tratan tan jugosa cuestión, pocos son los que entienden de qué demonios se trata realmente. Y no estoy yo para entran en Honduras. Lo cierto es que, se comprenda o no el tema… el bendito astro rey, gracias a la carencia de la sagrada y poco protegida capa de ozono, nos está atacando con todas sus fuerzas y sin miramientos de raza, religión, credo, color de piel o música predilecta.

El calentamiento global existe, la carencia de la capa de ozono también y la agresiva entrada de los rayos solares está a la orden del día, aquí mismo en la ciudad, sin tener que desplazarle a las playas más lindas del mundo.

Están para saberlo y yo para contarlo y que cada quién se ponga el saco, la blusa o el bloqueador que más le convenga. Este Dodo, Callejero por necesidad y Subversivo por convicción, se quedó sin plumas gracias a los rayos solares que caen con toda su fuerza sobre nuestra querida urbe y diminuta humanidad.

Tras salir a la calle durante tres días consecutivos (los más calurosos por lo menos de este mes, la semana pasada), el delicioso sol citadino me propinó quemaduras de segundo grado en mi plumífera cara. Con un dolor insoportable; una comezón que parecía haber sido provocada por la picadura de un enjambre completo de avispas; un color de rostro morado obispo; una cara de Rocky Balboa después de haber peleado con el Ruso y un estado general de “casi” choque anafiláctico, llegué al consultorio de un dermatólogo.

Diagnóstico: alergia a los rayos solares; provocada por exposición a los mismos sin mayor protección que las cremas de marcas renombradas y maquillajes de la misma especie.

Tras dos días de dolor insoportable y siendo la viva imagen del rey del rock (Elvis Presley), en su último concierto en el Cesar Palace de Las Vegas, puedo sentarme a escribir esto:

La ya famosa frase de: “no se automedique”… aplica para todas las enfermedades, dolencias y malestares del ser humano. Después de la exposición al sol, viene el ardor y la piel enrojecida… por lo tanto, una cremita que diga “para pieles expuestas a los rayos solares” alivia el problema. NO. No alivia el problema, lo empeora y de la manera más terrible.

Si su piel es sensible (no importando el tono), no se unten bloqueadores de tercera, aunque digan que son de primera (recuerden la publicidad engañosa y vendedora) y pueden desencadenar una reacción alérgica, como yo, por la combinación de la dichosa crema y las quemaduras que tengan en la piel, provocadas por el sol. No lo tomen a la ligera aunque la piel solamente esté un poco reseca y rojiza. Es preferible acudir con un especialista a tiempo y no sufrir dolores insoportables y casi estar al borde de un choque anafiláctico.

Los problemas están a la orden del día, en todos los rincones de esta ciudad, pero algunos le damos más importancia a las cuestiones “televisadas” o renombradas por los medios. En realidad, existen miles de factores que pueden acabar con nosotros y lo peor, es que no nos damos cuenta.

Lo bueno es que el Dodo de la Lluvia, ha comenzado a trabajar y por lo tanto, los calores dejarán de azotarnos por un buen rato. Ahora lo importante, será sacar el paraguas y guardar el bronceador.

Y no importando dónde caliente el sol, pórtense mal… y cuídense bien.

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