POR.- EL DODO DE LA MALA LECHE Y EL DODO DE HUMOR NEGRO
No nos hagamos pendejos. La política exterior de un país es un reflejo de la política interna, por ende, el fracaso internacional de México obedece exactamente a los mismos principios que la debacle nacional.
Al comparecer, Patricia Espinosa Cantellano, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ante el Senado de la República tuvo que quemar alguna basa para que la revolcada no resultara tan perjudicial por la incapacidad diplomática acumulada bajo su dirigencia.
Deprime que la señora haya asegurado que México exigirá a Estados Unidos que los implicados en la operación "Rápido y Furioso" sean castigados con todo el peso de la ley, si en las investigaciones que realizan ambos países se comprueba que se permitió el trasiego ilegal de armas a territorio mexicano.
La Canciller indicó que se está realizando las investigaciones sobre las acusaciones de un agente de la ATF sobre que se permitió el ingreso de casi dos mil armas al país, que son conducidas por el Departamento de Justicia norteamericano y la Procuraduría General de la República (PGR).
Rechazó que México se haya quedado callado ante la gravedad del tema. "No hubo un silencio por parte del gobierno, hubo una reacción inmediata, se trata de una situación seria y si se confirma que la operación incluyó el trasiego transfronterizo de armas, será inaceptable y exigiremos que se sancione a los responsables con todo el peso de la ley".
México jamás habría aceptado una operación que implicara el paso ilegal de armas, "es inadmisible", pero tampoco puede reaccionar a una información difundida a través de medios de comunicación, por lo que se deberá esperar el resultado de las pesquisas sobre el desarrollo de "Rápido y Furioso" y determinar si hubo delitos cometidos en territorio nacional que indaga la PGR.
Los Senadores (y los DODOS) abrieron los ojos ante el cinismo o la incoherencia de una burócrata metida a repetir un discurso concebido en la irrealidad de Los Pinos.
Basta con revisar el acontecer mundial de este espantoso sexenio para caer en la cuenta que México es un gran ausente en una esfera que por más de setenta años le dio trascendencia histórica.
La relación México y Estados Unidos está en un punto muerto, a menos que Washington decida lo contrario y aclara minuciosamente lo que se debe y no abordar.
En Europa, México es un invitado de piedra que sólo revive para pelearse con Francia o exigir disculpas del entretenimiento británico.
En el resto del mundo, primero es necesario decir dónde se halla México, de lo contrario se puede pensar que es una nación recién parida.
Superada la verborrea de Patricia Espinosa, la evidencia es inobjetable: en relaciones internacionales México aprendió a cantar en llano, o sea a desafinar a solas, precisamente cuando el orbe vive una fase fundamental en el ascenso de la globalización.
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