sábado, 12 de marzo de 2011

MALA LECHE: CENSOR DESFIGURADO

Por.- EL DODO DE LA MALE LECHE Y EL DODO DE HUMOR NEGRO

Ni para la censura sirven. Felipillo, el bueno, andaba plática y plática con el emperador de color...¡oscuro! cuando se enteró que por Mexicalpancingo de las Tunas, una juez tuvo la puntada de, siguiendo la doctrina histórica de primero la riego, y después meditó, demandar el retiro de las salas cinematográficas “Presunto Culpable”, pretextando un amparo medio extraño. Naturalmente, Felipillo se encabronó, pues, no se puede presumir al Imperio de demócrata y estirar la mano mientras ocurren estas desdichas. Ipso facto, o sea al madrazo, contactó a los “servants” y se armó la de San Candingas.

Los funcionarios más cercanos al secretario de Gobernación, Francisco Blake, trinaban contra la resolución de la juez 12 de Distrito en Materia Administrativa de la ciudad de México, Blanca Lobo Domínguez, por el caso del documental Presunto culpable, y no exigían aclaraciones sino alguien a quien colgarle el milagrito. No tardaron en mansar a los medios declaraciones. “No vamos a permitir que un recurso de este tipo, una suspensión provisional de amparo, vaya a frenar la exhibición de la película. La vamos a combatir, legalmente, con todo”.

Los funcionarios del Poder Judicial trataban de iniciar una operación de control de daños, jurando que se trataba de un asunto de derechos de autor, porque la familia del testigo, pariente de la víctima, quería que los productores de la cinta le dieran dinero. Así pasaron días del enredo y la exhibición continuaba.

Sin embargo, por esa imbecilidad, los reflectores negros le cayeron a la ley, y la gente común aseguró que eso de Presuntos, ni madres, Culpables los jueces de Mexicalpancingo por tirar el tepache y salir arrepentimiento. Ahora la película ingresa a la historia de la persecución y le pone un tache enorme a los funcionarios públicos que no sirven ni para defenderse así mismos.

Un poco como el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, que fue acusado con su jefe por el buen Felipillo que nada más no lo quiere y desea le manden otro representante imperial, que no caiga en escándalos WikiLeaks y no objete el desempeño de las fuerzas de seguridad nacional a capricho de Los Pinos. Pascual nomás pela los ojos y espera el telefonema de la Casa Blanca, sin embargo, Hillary Clinton le da señales de apoyo, a ver si es chicle y pega.

Y hablando de pegotes, el Partido Revolucionario Institucional, cambió de dirigencia y estrenó a Humberto Moreira, neodino y conocedor de la grilla monolítica, que bajo el lema “Somos una nueva generación que sabemos hacer política”, promete darle a la sociedad esas ridículas estampas de unidad y liderazgo tamborileros tan obvias en el nido de esos reptiles gandallas.

Cerrando otro ciclo de desatinos, Calderón, who else?, condecoró con la Orden Mexicana del Águila Azteca, en grado de Insignia, al escritor Mario Vargas Llosa, distinguido orfebre del chaquetazo ideológico y de una permanencia extraña en las filas de la derecha rancia; argumentos que bastan para comprender el designio del presidente. Sin embargo, en otra ceremonia, Marcelo Ebrard, jefe del gobierno del Distrito Federal, le entregó las llaves de la ciudad de México. Ignoramos de qué iba el rollo, pues, Vargas Llosa si a algo le tiene tirria es a la izquierda balín de Latinoamérica.

Por cuarto año consecutivo, la compañía Apple obtuvo el primer lugar en la lista de las empresas admiradas en el mundo, según la revista Fortune. El segundo y el tercero lugares fueron para Google y Berkshire Hathaway Inc., respectivamente. Obvio, las empresas mexicanas no estuvieron en la relación y, difícilmente, creemos que los sensatos admiren la manera caníbal como las fortunas emplumadas se forjan.

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