POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
El multimillonario mexicano, Carlos Slim, nunca da paso sin huarache, por ende, la decisión de prescindir de las cadenas de televisión abierta, TELEVISA y TELEVISIÓN AZTECA, tienen que evaluarse a detalle. El señor difícilmente hubiera tomada las acciones, si percibiera algún daño a sus intereses.
Con una diferencia de días, la jugada de Slim puso de manifiesto la seguridad que goza y el rumbo de la confrontación dinosaurio que protagoniza junto a los magnates de los medios de entretenimiento y control masivo.
Carlos Slim retiró la publicidad de sus empresas de los canales de TV Azteca, debido a que la televisora condicionó la venta de los espacios comerciales a una reducción en las tarifas de interconexión que cobran Telmex y Telcel a Iusacell, empresa de Grupo Salinas.
La decisión se tomó luego de que la televisora puso sobre la mesa la condición de obtener una cuota de interconexión preferencial para Iusacell, para transmitir los anuncios de las compañías de Slim.
Mientras que con Televisa el problema fue el aumento en las tarifas publicitarias, con TV Azteca la decisión de no anunciarse fue que la televisora condicionó la venta de publicidad a la firma de un contrato de interconexión preferente para Iusacell, y como no se aceptó se dijo que no venderían más publicidad.
TV Azteca argumentó que “está dispuesta a vender a Grupo Carso espacios publicitarios a precios de mercado. Ojalá Carso esté también dispuesto a ofrecer sus tarifas de interconexión a precios de mercado”.
Agregó que las cuotas de interconexión son una práctica “depredatoria que protege su monopolio”.
El burro hablando de orejas. Las televisoras, queda claro, cierran filas ante la eventual incursión de Grupo Carso en el sector, lo que, naturalmente, alerta la ambición de los concesionarios, acostumbrados a hacer y deshacer entre iguales.
En un ambiente enrarecido por el predominio absoluto del capital en la sociedad mexicana, la intención de Slim es válida en la lógica de la dinámica de las inversiones. Progresivamente, la fortuna de don Carlos cubre mayores espacios financieros y productivos.
Tan es así que es la primera vez que TV Azteca condiciona la venta de sus espacios. Empero, la televisora estaría violando lo dispuesto por la Ley Federal de Competencia, por lo que la Comisión Federal de Competencia (CFC) es la autoridad que tendría que intervenir en este conflicto. El recurso de una denuncia ante la CFC por prácticas anticompetitivas de TV Azteca, a nombre de Grupo Carso, sería procedente.
Puesta, en la opinión pública, la posibilidad de que Slim busque una licitación para meterse en televisión abierta, los voceros del hombre más rico del mundo resaltan que no existe.
En el protocolo de la diplomacia empresarial, las empresas de Grupo Carso están dispuestas a sentarse con TV Azteca en el momento en que separe el asunto de las ventas publicitarias de las tarifas de interconexión.
El presupuesto publicitario que Carso destinaba a ambas televisoras se destinará a otros medios.
Las tarifas de interconexión han implicado un constante conflicto en la industria de las telecomunicaciones. Actualmente Cofetel tiene pendiente por resolver 30 desacuerdos.
Telcel, Telefónica y Telcel acordaron una tarifa de 95 centavos de peso para 2011 para los enlaces de “el que llama paga” desde redes fijas a móviles y Nextel, Axtel y Marcatel establecieron cuota de 40 centavos por minuto.
Cofetel y la SCT han emitido resoluciones sobre tarifas de interconexión de redes fijas a móviles cercanas a la cuota de 40 centavos de peso.
El desencuentro no parará aquí. La elite dominante de negocios está dividiéndose a unos meses de comenzar a tomar posición en virtud de la sucesión presidencial de 2012.
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