domingo, 30 de noviembre de 2008

VIDEOS: Madonna, Tour México 2035

MARASSA: Madonna


POR: Raúl Gómez Miguel


La semana en que las revistas norteamericanas Time y Newsweek dedicaron sus portadas al Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA), el sistema de salud de los Estados Unidos aceptaba que la epidemia estaba fuera de control. Una enfermedad terminaba de tajo la revolución sexual, iniciada en los años sesenta, y el hedonismo puro de la década siguiente. La moral, como una preservación retorcida de la supervivencia, y la libertad, marcando la retirada circunstancial, debatirían en los lustros siguientes la viabilidad de sus argumentos.

El SIDA acabó las pretensiones subversivas del cuerpo y atrajo a la masa al temor ancestral del castigo de los dioses. Las preferencias sexuales alteradas, entiéndase promiscuidad y homosexualismo, unidas a la drogadicción y la transfusión sanguínea despertaron en la gente la visión apocalíptica de que el placer era una condena de muerte. Sin mayores trámites, las costumbres se endurecieron. La persecución se hizo presente y las fronteras se contrajeron. Las ortodoxias religiosas y políticas encabezaron una larga procesión de arrepentimiento por los pecados de la carne. El conservadurismo económico alcanzó la aceptación definitiva.

Para los adolescentes que en ese momento se abrían a la tentación carnal, las cosas no pintaban bien. Aprendieron, por prueba y error, que los preservativos, casi ausentes en sus hermanos mayores, serían sus compañeros de por vida y que las buenas costumbres, ventiladas en público, abrigaban el camino de la aceptación. Moldearon una rebeldía plástica: extravagante en el exterior y timorata para sí. Los ochentas fueron la década artificial del siglo XX en la que el sexo, aunque explícito, estuvo guardado en cubiertas de látex.

En el campo del espectáculo, los ochentas estuvieron representados por las figuras de Michael Jackson, el negrito bailarín renegado, Bruce Springsteen, la voz del paro reaganista, y Madonna Louise Ciccione, la diosa de la sexualidad perseguida.

Si los sesentas y los setentas transformaron el puritanismo sexual en una fiesta democrática radical, los ochenta amenazaban con convertirse en el retorno de los muertos vivientes, digo, la gente decente que añoraba la era de Eisenhower o la de Porfirio Díaz, en México.

Por ello, la irrupción de Madonna como una cantante de dance comprometida con la fiesta (lo gay en términos de cercanía) abrió un espacio milimétrico por donde transitaron artistas y corrientes que definieron la sexualidad mercantil que ahoga el negocio sin aportar mayor trascendencia conceptual.

Madonna resumió la eterna condición vilipendiada de la mujer: como amiga de extraños, diferentes y monstruos; como prostituta insaciable de lujuria y poder; como representante permanente del mal y la tentación del hombre; como una escaladora social ajena al orden establecido; como una predicadora profana al servicio del caos; como un ser humano que simplemente decía no y hacía algo al respecto.

En el centro del escándalo y la persecución, Madonna no perdió la autenticidad de una convocatoria honesta aunque primitiva. Exteriorizó la ropa interior al ponerla sobre la vestimenta. Modificó la sensualidad de la lencería femenina al convertirla en uniforme de una causa. Moldeó un personaje femenino agresivo y activo que demandaba la satisfacción genital plena. Capturó la fascinación de los excluidos sexuales en un ritual integrador de música, canto y baile. Contribuyó a la expansión de los gustos decadentes de Occidente en los regímenes totalitarios y jugó el papel de muñequita inflable sadomasoquista y tornó la pregunta obligada de ¿tendrías relaciones con Madonna? en un asunto que llenó miles de espacios alrededor del orbe.

Madonna fue la imagen que recordó a millones de jóvenes por dónde iba la propiedad de su cuerpo. Fustigó iglesias, partidos, censuras y falsedades. A pesar de la resistencia moral, patriota y fanatismos similares, Madonna se convirtió en mujer de éxito, millonaria y libre de hacer lo que se le viniera en gana; lo que probó una opción íntegra en la saturación bobalicona de modas y espejos del entorno. Se obligó a llegar lejos y lo logró sin perder el aplomo y la naturalidad de su ser.

El discurso de Madonna era simple: haz lo que se te ocurra, pero en el contexto del control social de ese tiempo, la invitación era una abominación. Al concretarla, la cantante continuó una tradición de libertad que ni siquiera el rock circundante pudo superar. El sexo también hace revoluciones.

En perspectiva y comparada con las divas sexuales actuales, Madonna es un icono permanente, una tradición, una célebre “ha sido”. No obstante, ninguna de estas mujeres lúdicas hubiera podido existir sin el atrevimiento y la fuerza de la primera dama del pop erótico que “like a virgin” regaló el milagro de respetar la elección individual a escoger el tipo de intimidad que merece. Y eso, no cualquiera... no cualquiera.

MARASSA: Cien días de cinismo

POR: Raúl Gómez Miguel

A cien días de haberse declarado el compromiso público de las Autoridades Federales y Locales para darle resultados positivos a la ciudadanía en materia de inseguridad y violencia, el saldo es más que negativo.

A pesar de la parafernalia del acto y las conductas que dicta el protocolo del cinismo, la desvergüenza y el valemadrismo, los señores y las señoras autoridad, incluido en el pedestal descarado del poder hueco, el señor presidente de la República, se metieron en el clásico intercambio de discursos y de mentadas pendientes. De lo verdaderamente importante todos omitieron una reflexión sincera.

El país está acorralado por el crimen organizado, la burocracia corrupta, los empresarios voraces, los medios circenses y una galería aterradora de oportunistas y mal paridos que habiendo sido descubiertos con las manos en la tranza piden segundas oportunidades y perdón.

Ahí en las cientos de cuartillas repletas de eufemismos, metáforas idiotas y datos dirigidos al golpe político descansan los muertos de todos los bandos, las víctimas inocentes, las familias destruidas, los héroes anónimos de la verdad; el daño irreversible que marca la nula capacidad de nuestros representantes para nada que no sea su propio provecho.

Será el ciudadano de a pie quien pare este degenere institucional cuando recupere su memoria histórica y advierta que fue él sin la ayuda de ninguna insignia, apellido famoso, fortunas fabulosas, quien liberó y construyó este país. Sólo en ese momento las deterioradas estructuras mexicanas podrán ser sustituidas.

El poder, y ya lo probó la Historia, no cae del cielo, nace de la tierra y asciende y las castas divinas siempre son borradas con violencia.

Aunque la paciencia del mexicano sea proverbial tiene un límite y un punto de no retorno.

viernes, 28 de noviembre de 2008

EL DODO DICE... ¿Quién es el que anda ahí?


FARFADET: Un mundo irreal. Crónica de enfermedad


POR: Patricia Viv


Un día todo se torna gris y sin sentido; desde cepillarme los dientes y vestirme, hasta ver a mis amigos de hace varios años y a mi familia, a quienes relego y me aíslo en un rincón de la casa.

Pasan los días bajo el cobijo del aburrimiento mirando como los minutos pasan en el reloj de la pared del salón que ocupo, mientras voces interiores me llaman, conocen mi nombre, comentan mis actos.

La portada de un libro, que coloqué en la mesa, de pronto, se mueve como si pequeños insectos estuvieran atrapados dentro.

Trato de tocarlos colocando mi mano sobre la portada; han dejado de moverse, tal vez se han ido como también se ha ido el sueño.

Alguien me despierta después de dormir milagrosamente gracias a un líquido que tomé después de no dormir durante más de un mes.

La enfermera vestida de blanco con aséptica cofia me conduce a una regadera, siento el agua que cae como clavos que hieren mi piel.

Depresión esquizofrenia. Las palabras del médico que está frente a mí son contundentes.

Mi vida cambia radicalmente, perdiéndose entre pastillas para dormir, tranquilizantes y antidepresivos, visitas a la psiquiatra y al hospital psiquiátrico.

Me siento perdida, todo me da vueltas. Esquizofrenia, me repito en voz alta.

Llevo ya un año como paciente ambulatorio de neuropsiquiatría.

En el camino de la enfermedad ha conocido gente con el mismo padecimiento: escuchar voces, la sensación de que las personas intrigan, ideas e intentos suicidas. Escucho a cada una. Me interesa saber su historia, cómo han sobrevivido a la enfermedad, cómo la han enfrentado, trato de rescatar aquello que pueda servirme para vivir; Pero, ¿Qué es la esquizofrenia? Es una enfermedad mental en la que el paciente tiene sensaciones raras, me contesta el médico. Cómo enfrentarla: con medicamentos (tranquilizantes, antipsicóticos) y relaciones personales adecuadas.

Para afrontar la enfermedad me he sumergido en el trabajo, intento socializar con las personas que me rodean, tomo los medicamentos que me indica el médico para evitar una recaída aunque, a veces, todo esto no es suficiente para evitarla. Y es cuando todo se vuelve oscuro… se pierde en un mundo de voces, alucinaciones, olores… y tú ¿Cómo enfrentas la esquizofrenia?.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

LA STREGA: Mal de ojo, aire y muina




POR: Marcia Trejo



La medicina tradicional mexicana contempla una serie de padecimientos cuyas causas escapan a las explicaciones de la medicina moderna y su cura tampoco es susceptible de lograrse mediante sus medicamentos. Entre ellos el más común es el llamado mal de ojo, también conocido como ojo u ojeo.

El mal de ojo no es más que la influencia negativa que pueden ocasionar ciertos individuos cuando miran con fijeza algún niño, planta o animal. Es importante aclarar que una persona puede hacer ojo sin que tenga la intención de causar el más mínimo daño a quien se lo hace, sin embargo, el poder de su mirada logra el efecto. Por supuesto, no falta quien lo haga con verdadera mala fe.

No todos pueden causar ojo, entre los que sí pueden están las personas cuyos ojos son penetrantes y vivos, los de mirada fuerte, los brujos, las embarazadas, aquellos que están cansados o sedientos y hambrientos, los que tienen entre los ojos una vena azul, los cuates, los gemelos, el banco o hijo que sigue después de unos gemelos, el hijo que sigue a éste y algunos animales, especialmente, loros, gatos y perros.

Los niños son los que con mayor facilidad pueden ser afectados por este mal que se manifiesta mediante los siguientes síntomas –ya sea que se presenten todos juntos o sólo algunos-: amanecer con los ojos tan hinchados que no pueda abrirlos, vómito, diarrea verdosa, fiebre, que llore de manera continua, dolor de cabeza, la vista se les nubla, debilidad e inquietud. Es importante tener en consideración que si el daño llega a ser muy severo y no se atiende en breve tiempo, las consecuencias pueden ser fatales.

Para curar el ojo se puede recurrir a distintos métodos. Uno de ellos consiste en tallar alrededor de las órbitas oculares con el ombligo de una persona de sexo contrario al del enfermo. También se puede sobar al niño y cubrirlo con alguna prenda de ropa de su papá que esté sudada. Cuando se tiene la posibilidad de identificar a quien causó el daño, se le pide que cargue al pequeño y le sople en los párpados, la mollera, las plantas de los pies y las palmas de las manos, mientras le da unos golpes muy despacito en la cabeza con su camisa o blusa volteada al revés. En caso de que la responsable haya sido una mujer encinta se recomienda pedirle que ponga en la muñeca del afectado un guajito o un pedacito de ámbar para que funcionen a manera de amuleto. Si quien ocasionó el ojo fue un animal, entonces hay que dar de tomar al afectado un poquito de polvo que se obtiene cuando se disuelve un amuleto de camalonga en agua. Y, por supuesto, no podemos omitir mencionar las limpias con copal negro, pirul, chile ancho, huevo y hojas de pipe o tabaco. Si a ello se le añade pasar una piedra ixahi sobre los ojos para que absorba el mal, el resultado es mucho mejor; es fundamental no conservar la piedra ya que al contener dentro de sí el daño, existe el riesgo de que alguien pueda absorberlo.

Toda abuela mexicana que se precie de serlo sabe que para proteger a los bebés se pueden tomar diversas precauciones como, por ejemplo, tapar el rostro del niño cuando haya mucha gente alrededor, ponerles ropa interior roja o al revés y usar amuletos como pulseritas de ojo de venado, azabache, coral, ámbar o colgarles del cuello una bolsita con ajos.

La muina, en cambio, se refiere a una afectación física que deriva de haber sido insultado. Por alguna razón inexplicable, es como si las agresiones verbales –o la mala intención en ellas contenida- entraran al cuerpo y lo debilitaran, de tal forma, que la persona se vuelve una víctima fácil para los aires. Quien la padece se dice que está enmuinado.

Las personas que suelen ser más susceptibles de verse afectadas por ella son las mujeres que han dado a luz poco tiempo atrás. Y el problema se agrava ya que, al amamantar al bebé, se la “contagian” y los recién nacidos no cuentan aún con las defensas y fortaleza suficientes para poder hacer frente a las enfermedades que les puede ocasionar un aire.

Pero ¿qué es un aire? Este concepto se refiere a dos fenómenos que pueden entenderse de forma excluyente o complementaria. Por un lado, es el efecto de una fuerza de carácter inmaterial sobre las personas; por el otro, es un grupo de entes de naturaleza sobrenatural que –intencionalmente o no- causan enfermedades.

Los pueblos nahuas saben que los aires están hechos de una materia finita finita, tan sutil como el aire –la cual, por supuesto, sólo puede ser vista por los brujos- y que piensan y actúan por cuenta propia. Los wendes –como también los llaman- son femeninos o masculinos, positivos o negativos y blancos o negros.

Por tendencia general, los aires femeninos son positivos y pueden otorgar beneficios si se les hacen ofrendas que incluyan alimento, flores, cigarros, monedas, velas y licor.

En cambio, los aires malos pueden causar diversos daños de los cuales el más peligroso es la pérdida del alma. Para que esto suceda, el aire toma por sorpresa a un humano, lo golpea hasta que pierda la conciencia y, entonces sí, se lleva su alma para mantenerla cautiva en su cueva. Por fortuna, es posible revertir el proceso, pero es necesario acudir a un curandero que hará al afectado una limpia con gallo negro, mismo que se dará como ofrenda al aire a cambio del alma atrapada.

Los totonacas aseguran que el aire es una potencia inmaterial negativa que puede alojarse en los cadáveres, los brujos, algunos animales o ciertos objetos sagrados. Coinciden en que si se ha encontrado en contacto con alguno de los anteriores, lo más recomendable es realizarse un barrido o limpia.

martes, 25 de noviembre de 2008

BIBLIONAUTAS: Hannibal Lecter. Una aproximación bibliográfica




Por: Marcia Trejo y Raúl Gómez


Cuatro novelas y cinco películas son, hasta ahora, la síntesis informativa que tenemos sobre el ficticio asesino serial consentido del imaginario popular universal de este nuevo siglo.

Hijo de la mente ¿enferma? del escritor norteamericano Thomas Harris, autor de “Domingo negro” y otras narraciones secundarias, Hannibal Lecter es el icono exacto entre las temibles criaturas de la realidad y la idealización segura del criminal de alta escuela, refinado, elitista y cien por ciento eficaz.

A lo largo de los años que lleva dentro de las pesadillas del mundo, el doctor Lecter ha sabido ganarse la confianza del temor y ha propuesto una reivindicación del asesinato como una bella arte, gracias al implacable encanto de su historia y a la caracterización hecha del personaje por el actor británico (¿había más?) Anthony Hopkins.

Ubicado en uno de los puestos cumbres de popularidad en la cinematografía y la literatura, Hannibal resume el miedo y el tabú atávicos que tiene la antropofagia para la civilización y el hombre promedio. En esa zona de alto riesgo, Thomas Harris supo introducir una variable de fascinación morbosa. Tomando a Ed Gein y otras referencias de excesos “alimenticios” cometidos por asesino seriales de alto octanaje, y llevándolos a los usos y costumbres de un aristócrata en el concepto menos peyorativo, digamos un señorón de alcurnia al estilo del profundo sur estadounidense, Harris amarra un personaje sin pérdida, sin errores y listo para atraer a las masas indispensables.

En la primera entrega “El dragón rojo”, Lecter es un invitado aparte y es mencionado poco en el desarrollo de la trama y las palmas se las lleva un admirador de William Blake, dado a ponerle brutalidad a crímenes que desembocan en la muerte del propio monstruo. En esas páginas pioneras se ponen datos pequeños que dan cuenta de la trayectoria delictiva del “caníbal” y de la peligrosidad que encierra ponerse cerca de sus mandíbulas. En sí y en honesta apreciación, el libro y las dos adaptaciones al cine cumplieron los estándares promedio y en conjunto explican algunas duda en torno al hombre.

“El silencio de los inocentes” es punto y aparte. Pensado en virtud de darle al doctor Lecter un protagonismo necesario, Thomas Harris recurre al cuento de “La Bella y la Bestia”, sazonándolo con la cacería policíaca de “Búfalo Bill”, un peculiar modisto en “carne viva” que decide inaugurar una pasarela fatídica a costa de mujeres corpulentas cuya epidermis cubra sus obsesiones travestís a ritmo de “Goodbye horses”.

La relación bivalente amor-odio de la agente del FBI, Clarice Starling, y el ya reconocido doctor Hanibbal Lecter va puliendo un atractivo adicional a la familiar persecución del malo que a duras penas (y una escena memorable en el film) cubre la cuota de permanencia en el recuerdo del público. El núcleo del éxito es la condición extremadamente humana de una mujer inteligente, empapada de deber, que sucumbe a la seducción del contrario: el hombre de mundo, el profesional de la muerte y quien le demostrará que la conoce más allá que cualquiera.
La dramatización que hizo Hollywood fue excelsa, precisamente por saber elegir a un elenco y un equipo de producción que le dotó a la película del magnetismo indispensable para convertirla en un clásico moderno inigualable. Las actuaciones de Jodie Foster y Anthony Hopkins elevaron a marcas insospechadas el alcance de un producto que se pensó nada excepcional. El reconocimiento de la Academia en los premios Oscar puso la cereza en el pastel y estableció la alcurnia del largometraje.

“Hannibal” es la continuación extravagante de los vínculos torcidos Starling-Lecter, capoteando la venganza gore de un guiñapo humano y llevados a un clímax de difícil solución por lo que el libro y el cine se divorcian y cada quien termina la fábula a conveniencia y riesgo. La literal tentación de la carne debilita el carácter de Clarice y ablanda la perseverancia del doctor tirando las ensoñaciones de multitudes frustradas por la decisión de la Foster a no participar en la secuela del filme.

Escarbando la mina de oro, Harris regresa a la matriz y redacta, con miras al paquete completo novela y película, “Hannibal, el origen del mal” (Plaza y Janés), un guión novelado de regular manufactura destinado a aclarar las sombras de la infancia de Lecter y el principio de su singular dieta. Sin demasiado esfuerzo, la trama queda lejos del gancho publicitario y la ovación del respetable. Rápida, envolvente a priori pero débil y oscilante, “El origen del mal” queda minimizada a pretexto corporativo de embolsarse unos cuantos millones de dólares atacando la bondad de los admiradores que no se perderán la presentación cinematográfica y el formato especial en DVD. Total, metidos en gastos ni se siente.

Uniendo los títulos expuestos, la odisea negra de Hannibal Lecter o Aníbal El Caníbal, es una suerte de emblema generacional que dice mucho de las miedos y las obsesiones obscuras de una sociedad que, en 2008, se ve cándida.

El doctor Lecter fue el último de los grandes monstruos del siglo XX, de esos que habitaban la fantasía y tocaban las fibras sensibles del corazón...como el conde Drácula y la locura de Bela Lugosi; Frankestein y la inadaptabilidad de Boris Karloff, la psicosis del blandengue Norman Bates o los gestos berrinchudos de la poseída Regan.

Hannibal Lecter es la monstruosidad en el formato que nos gusta, que debería existir, que castiga el mal gusto y la grosería, que se entrega al amor, que se escapa de los malos, malos y que nos guiña, haciéndonos cómplices en la región virgen de la mente porque, si somos sinceros, el asesino siempre es un espejo de nosotros.

domingo, 16 de noviembre de 2008

EDITORIAL: LA REVOLUCIÓN MEXICANA

La Revolución Mexicana no es patrimonio ni del gobierno ni de la bola de parásitos que se cuelgan del poder para evitar el cumplimiento de las reivindicaciones políticas, sociales, económicas y culturales de aquel mítico levantamiento. La revolución es patrimonio de los descedientes de la gente común que luchó en ella con la esperanza de un futuro diferente. Por ellos y nada más por ellos vale la pena celebrar y no olvidarla. México está integrado por el alma de sus nacidos y no nacidos y mientras eso suceda nada hará que nos rindamos a los traidores, cuenteros y vende patrias que se dicen sus representante. Y recordemos la Revolución no estará cumplida hasta nadie muera por padecer miseria o difundir su verdad.

EL SONIDO DE LOS DODOS: La Adelita

Y como los dodos son universales, un dodo ruso nos hizo el favor de enviarnos una grabación de cómo cantan por allá las hazañas de la Adelita en una mezcla muy extraña de español arrusado y aires sinfónicos.

VIDEOS: La marcha de Zacatecas

En honor a los cientos de generaciones de mexicanos que a lo largo de su instrucción primaria desfilaron hacia su salón con las notas de este portento al nacionalismo institucional patrocinado por la SEP y entidades afines. ¿Quién sería la mente enferma que ideó tal mecanismo de condicionamiento pavloviano para que décadas después nuestros pies se muevan con sólo escuchar el primer acorde?

martes, 11 de noviembre de 2008

EL DODO DICE... Dodos célebres: El Dodo en la luna


MARASSA: Un verdugo lento y silencioso. Cancer Ovárico.

POR: Ana Laura Domínguez

El cáncer de los ovarios, cuya causa real se desconoce a ciencia cierta, ya que son muchas y muy variadas las opiniones médicas y los factores de riesgo, es el quinto cáncer más común entre las mujeres y provoca más muertes que cualquier otro cáncer del sistema reproductor femenino.
Por un lado se dice que, cuantos más hijos tenga una mujer y cuanto antes haya dado a luz, es decir, cuanto más joven sea madre, menor será el riesgo de presentar este tipo de cáncer.

También se habla de que ciertos genes (el BRCA1 y el BRCA2) son responsables de un pequeño número de casos de cáncer ovárico. Las mujeres con antecedentes personales de cáncer de mama o antecedentes familiares de cáncer de mama o cáncer de ovarios también pueden estar en alto riesgo de sufrir este tipo de cáncer.

El uso de fármacos para la fecundidad puede estar asociado con un aumento de la posibilidad de presentar cáncer ovárico, aunque esto es objeto de continuo debate.

Los vínculos entre el cáncer ovárico y el uso de talco, exposición a los asbestos, dieta alta en grasas y la infección de paperas en la infancia causan controversia y definitivamente no han sido comprobados.

Las mujeres mayores tienen el riesgo más alto. De hecho, cerca de dos tercios de las muertes por cáncer ovárico ocurren en mujeres de 55 años o más y alrededor del 25% de las muertes por este tipo de cáncer se presentan en mujeres entre los 35 y los 54 años de edad.

La terrible gran desgracia es que los síntomas del cáncer ovárico son con frecuencia muy vagos e inespecíficos, razón por la cual las mujeres y los médicos generalmente los atribuyen a otras afecciones más comunes y para el momento en que el cáncer es diagnosticado, el tumor a menudo se ha diseminado más allá de los ovarios.

Algunos de los síntomas conocidos son: sensación de pesadez pélvica, malestar abdominal bajo y vago, sangrado vaginal (sangrado uterino anormal; sangrado entre períodos menstruales; manchado entre períodos; metrorragia) pérdida o aumento de peso, ciclos menstruales irregulares, dolor de espalda inexplicable y que empeora con el tiempo, aumento en la circunferencia abdominal.

También algunos síntomas gastrointestinales inespecíficos como: aumento de gases, indigestión, inapetencia, náuseas y vómitos, incapacidad para ingerir las cantidades acostumbradas de alimento y distensión abdominal.

Los síntomas adicionales que pueden estar relacionados con esta enfermedad son: aumento de la polaquiuria o tenesmo vesical (esto es, micción frecuente, significa que hay una necesidad de orinar más a menudo de lo normal, mientras que micción urgente se refiere a una urgencia repentina y poderosa de orinar, junto con molestia en la vejiga) e hirsutismo (hipertricosis; hirsutismo; vello excesivo en las mujeres en donde normalmente no tienen vello).

El diagnóstico del cáncer ovárico no es tan sencillo ni tan preciso como para los otros tipos de cáncer (mamario o del útero). Ojo, los exámenes de rutina y el papanicolaou, no lo son todo.
El examen físico (al tacto interno y externo) puede revelar un aumento del diámetro abdominal y ascitis (líquido dentro de la cavidad abdominal). El examen de la pelvis puede revelar una masa abdominal o en el ovario.

Los exámenes para la detección del cáncer ovárico comprenden:

*CSC (conteo sanguíneo completo) que mide lo siguiente:
El número de glóbulos rojos (GR)
El número de glóbulos blancos (GB)
La cantidad total de hemoglobina en la sangre
La fracción de la sangre compuesta de glóbulos rojos (hematocrito)
El tamaño de los glóbulos rojos (volumen corpuscular medio VCM)

Asimismo, el CSC incluye información acerca de los glóbulos rojos que se calculan de las otras mediciones, a saber:
HCM (hemoglobina corpuscular media)
CHCM (concentración de hemoglobina corpuscular media)
El conteo de plaquetas usualmente también se incluye en el CSC.
Análisis bioquímico de la sangre
CA125
GCH sérica cuantitativa (prueba de embarazo en la sangre)
Alfa fetoproteína
Análisis de orina
Tránsito esofagogastroduodenal
Laparotomía exploratoria
Ecografía
TC del abdomen o una IRM del abdomen

Este tipo de cáncer, a pesar de ser uno de los más malignos, es poco conocido y está casi en pañales en cuanto a su detección o tratamiento. Los casos que se presentan, ya bastante avanzados por cierto, no son cosa de negligencia médica, también es falta de responsabilidad de uno mismo. Cada cual debe hacerse responsable “de su propio equipo”.

Infórmate, no importa si eres hombre, también tienes mujeres a tu lado. Si estamos conscientes de la existencia de esta enfermedad, podemos “exigirle” a nuestro médico que mande pedir las pruebas de laboratorio antes mencionadas, mismas que debieran convertirse en exámenes de rutina, como el papanicolaou.

Todos los seres humanos tenemos en nuestro cuerpo células cancerígenas. Las células cancerígenas aparecen de 6 a 10 veces en la vida de una persona. Éstas se multiplican cuando el sistema inmunológico de una persona es deficiente y esto puede deberse a varios factores como: la mala alimentación, el estrés y un ambiente ácido que provoca a su vez, acidez en el cuerpo. Es decir, cuando una persona tiene cáncer, esto indica que esa persona tiene deficiencias múltiples nutricionales. Estas podrían ser genéticas, ambientales, por alimentos o por factores de estilo de vida de esa persona.

Una forma de combatir el cáncer es llevar a estas células cancerígenas a “morir de hambre”, es decir: no alimentar a las células cancerígenas que nuestro cuerpo posee con alimentos que las estimulen a multiplicarse.

El azúcar es un alimento estimulante del cáncer. Eliminando el azúcar de nuestra dieta se elimina un alimento que fortalece la proliferación de células cancerígenas. Los sustitutos de la azúcar, tales como: Nutra Sweet, Equal, Spoonful, etc., son fabricados con Aspartame el cual es dañino. Un mejor sustituto del azúcar es la miel de abeja y la melaza, pero siempre en pequeñas cantidades. El único edulcorante que no contiene Aspartame es “SPLENDA”.

La sal de mesa se le añade un químico para el color blanco, lo cual es también un estimulante para el crecimiento de células cancerígenas. La mejor alternativa es la sal marina y Bragg’s aminoácidos.

La leche produce en el cuerpo flemas, especialmente en el tracto gastro-intestinal. El cáncer se alimenta de flemas (de mucosas). Eliminando la leche y sustituyéndola con leche de soya sin azúcar produce que las células cancerígenas mueran de hambre.

Las células cancerígenas se multiplican en un ambiente ácido. Una dieta estructurada en cárnicos es ácida, por lo tanto, es preferible ingerir pescado y carnes blancas (pollo) en lugar de carne de cerdo. La carne roja también contiene antibióticos de ganado (animales), hormonas del crecimiento y parásitos, todos ellos son dañinos, especialmente para la persona con cáncer.

Una dieta elaborada con un 80 % de vegetales frescos y jugos, granos, semillas, nueces y un poco de frutas estimularía a crear un ambiente alcalino (PH mayor de 7) en el cuerpo. Alcalinidad es salud. El resto de la alimentación (20%) puede ser provista de alimentos cocidos como granos. Un jugo de vegetales frescos provee encimas vivas las cuales son fácilmente absorbidas, penetrando al nivel celular en 15 minutos, alimentando y estimulando el desarrollo de células sanas y saludables. Es importante comer vegetales 2 ó 3 veces al día. Las enzimas son destruidas a temperatura de 104º F (40º C), por lo tanto los vegetales deben cocinarse a temperaturas inferiores a 40º C, de esta manera, se garantizan los nutrientes que ellos poseen que NO son beneficiosos para células cancerígenas.

Es recomendable eliminar el café, el té y el chocolate, los cuales contienen cafeína. El té verde es la mejor alternativa y posee propiedades que combaten el cáncer. La mejor agua para beber es el agua purificada o filtrada ya que no contiene tóxicos y metales pesados.

La pared exterior de las células cancerígenas, tiene una capa de protección de proteína. Reduciendo o comiendo menos cárnicos, se liberan más enzimas que atacan la pared exterior de las células enfermas, lo cual permite destruir un mayor número de células con cáncer.

Algunos suplementos alimenticios ayudan a construir y a fortalecer el sistema inmunológico: IP6, Flor-essence, Essiac, antioxidantes, vitaminas, minerales, etc. lo cual contribuye a que el propio organismo genere células que destruyen las células con cáncer. Otros suplementos alimenticios, como la vitamina E, se saben que causan problemas apopléjicos, lo cual programa la muerte de células, que es el método normal del cuerpo de disponer de células dañadas, no deseadas e innecesarias.

Y aunque no lo crean, insisto, el cáncer es una enfermedad de la mente, del cuerpo y del espíritu. Una actitud proactiva y un espíritu positivo ayudan, indudablemente, al portador de cáncer a sobrevivir. La ira, la soledad y la tristeza provocaran un fuerte estrés al organismo, creando un medio ácido en el mismo. Aprender a tener un espíritu lleno de amor y perdón contribuirá a mejorar las condiciones de cáncer. Aprender a relajarse y a disfrutar de la vida son herramientas útiles a la persona con el padecimiento.

Las células cancerígenas no pueden operar en un ambiente oxigenado. Los ejercicios diarios y la respiración profunda contribuyen a que las células reciban más oxígeno. La terapia con oxígeno es otra forma a emplear para destruir células cancerigenas.

(Fuente: Hospital John Hopkins de los EUA.)

sábado, 8 de noviembre de 2008

VIDEOS: OBAMA GLOBAL

Para que después no se diga que sólo los mexicanos andamos de entreguistas con los Estados Unidos.

martes, 4 de noviembre de 2008

EDITORIAL II

EDITORIAL II

Hace cuarenta años sólo era un sueño por el que se luchaba en el sur de los Estados Unidos. El movimiento de los Derechos Civiles dividía a la población. Hoy: el voto democrático lleva a la Casa Blanca al Primer Presidente Afroamericano. Quizás ahora el sueño esté comenzando. Pero no hay que dejar de vigilar a los canallas. Que Obama cumpla las expectativas.

EDITORIAL

Señor Presidente:

¿Cuánta sangre más?

sábado, 1 de noviembre de 2008

FARFADET: INSTANTES


(y no de Borges)

Por: Ana Laura Domínguez

Sólo duró un instante y apenas lo recuerdo. El humo que soltaba mi cigarro y que no dejaba ver más allá de la tenue luz que despedía la única vela que alumbraba mi lúgubre habitación, dejó de contaminar el lugar, quedando únicamente un desagradable olor a colilla, aunado al tufo concentrado en el atiborrado cenicero que sirvió de tumba abierta para albergar a más de 50 cigarrillos muertos.
Por momentos, el incesante cantar de los grillos me confundía y distraía mis vagos y retrógrados pensamientos con su tonta tonada arrítmica y tediosa.
Hacía unos minutos, un coqueto rayo de luna quiso deslizarse suavemente por la ventana. Por desgracia, y acompañando mis tristezas, una nube negra, ídem de mi conciencia, se posó frente a ella, impidiendo el paso de aquel destello luminoso, dejándome como siempre en tinieblas y en espera de algo bello.
Recuerdo que hace tiempo tuve un gato. Hace mucho no lo veo. No sé si murió de hambre y es eso lo que despedía el fétido olor a muerte añeja, mismo que envolvía mi cuarto y revolvía mis entrañas. Lo más seguro era que se hubiera marchado, y apenas hizo bien. Esto era ya un nido de ratas que iban y venían, parándose frente a mí; royendo cualquier cosa, inclusive mis piernas; burlándose de mi estado y usándome de vez en vez como “ratódromo” o subidero: señal innegable de que el felino había desaparecido.
La cobija de franela que me cubría las piernas y brindaba a la vez un poco de calor a mis destartalados huesos, era ya un harapo viejo, roído también por las ratas, deshilachado por el tiempo y llegando ya casi al suelo cubriendo parte de las patas de la mecedora, misma que se ha quedado estática, inmóvil; desde hace días que no escucho el rechinar de su vaivén.
Nunca he tenido buena memoria, pero ya no recuerdo cuándo fue la última vez que probé bocado. No importa ya, se me ha quitado el hambre, incluso no tengo sed. No me preocupa demasiado ya que dicen los expertos, que un ser humano puede permanecer sin alimento durante muchos días... lo que me preocupa son los líquidos, ya que ni entran ni salen y de eso, si se puede uno morir. Quisiera levantarme y prender otra vela, la que tengo está por expirar, pero mis piernas no responden. Quisiera estirarme y tomar un cigarro. La cajetilla está sobre la mesa de centro y sus inquilinos esperan pacientemente para ser fumados, pero mis brazos no reaccionan. Quisiera no estar como estoy, o lo mejor del caso serían no sentirme como me siento, porque desafortunadamente ya no siento nada, ni frío ni calor, ni hambre ni pesadez, ni dolor, ni alegría ni mucho menos tristeza, pero por más que hago, no puedo remediarlo. Todo el tiempo a cualquier hora, siento que no siento nada. Lo único que llego a sentir y eso de vez en cuando, es la presencia de alguien que no puedo ver. Es una sensación muy extraña, ya que no distingo ninguna sombra en la habitación, solamente la mía y la de mis compañeros roedores. Pero sé que está aquí, repito, no a diario ni todo el tiempo, pero viene de visita. Los días y las noches transcurren como siempre, lentos, taciturnos, sin cambio alguno. A lo lejos, se escucha uno que otro ruido, algunos conocidos como los ya mencionados grillos, otros más, incidentales provenientes de la calle, como el rechinar de los neumáticos de algún cafre, o el llanto de algún infante, todos acompañados por el bullicio cotidiano del ir y venir de los cientos de personas que transitan a diario por las calles cercanas a mi casa. Por lo menos puedo seguir escuchando todo aquello, lo más frustrante es que no pueda levantarme para mirar por la ventana y distraerme unos momentos como lo hacía antes, observando locuras varias de los habitantes de esta ciudad. En fin, ahora son ruidos y nada más. Y al interior del edificio, nada. Nadie llama más a mi puerta, solamente el repartidor de periódicos viene puntual a las 6 de la mañana, diario, sin falta. Los ejemplares se han ido amontonando en la entrada; simplemente los escucho deslizarse por la rendija de la puerta. Quisiera leerlos, pero además de la distancia que nos separa, mis ojos se sienten ya un poco secos y fijos. Lo peor de verlos tirados en el piso es pensar que sus notas deben estar repletas de cosas interesantes y yo no puedo enterarme de nada. El teléfono no ha sonado en días, y no es que sean muchas personas, familiares y amigos que me telefonearan a diario, pero sí de vez en vez recibía la llamada de alguien, aunque fuera sólo para cobrar viejas deudas. Hace mucho, mucho tiempo, que no tengo noticias del mundo exterior y de igual forma, nadie sabe nada de mí.
La vela ha expirado por fin. Ahora sólo queda una plasta de cera sin pabilo pegada a la mesa.
Un día más. Un rayo de sol ha podido entrar por la ventana. Mustio y tibio acaricia parte de mi cuerpo. Ya no siento ni siquiera el calor.
Por instantes siento un poco de comezón en algunas partes del cuerpo, es como si algo o alguien me comiera por dentro. Siento un suave deslizar al interior de mi vientre, en algunas ocasiones en las extremidades, tanto inferiores como superiores y no se diga en los oídos y los ojos. Pero luego se calma, no sé si me olvido de ello y por eso pasa, o son alucinaciones o simplemente los inquilinos diminutos sacian su apetito y duermen por ratos.
Alguna vez un buen amigo me dijo: - la noche es larga – y sólo me quedó pensar: ¿lo es? Larga es la espera y la incertidumbre. Largo el dolor y el desamor. ¡Cortas las horas, miserables los segundos... maldito reloj que sólo sabe marcar el paso del tiempo! Y tiempo es lo que no tengo. Tiempo aquel desgraciado que juega y se divierte conmigo. Tiempo aquel que no llegó. Tiempo que pasó. Tiempo... que no pasa. Además, creo que todo aquello del tiempo es una canción de Pablo Milanés, así que mi creatividad también se ha ido al carajo. Pero insisto, han pasado varios días y nadie ha venido a verme, nadie se ha dado cuenta de mi estado, nadie sabe que estoy sin estar, que vivo sin vivir. Ni siquiera yo me había dado cuenta de que morí hace ya unos cuantos meses... apenas hoy, después de un breve instante de lucidez, me acabo de enterar.


Instantes
(de Borges)
Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima, trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico, correría más riesgos.
Haría más viajes, contemplaría más atardeceres,
subiría mas montañas, nadaría mas ríos.
Iría a más lugares donde nunca he ido,
comería mas helados y menos habas.
Tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida.
Claro que tuve momentos de alegría, pero si pudiese volver atrás,
trataría de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, solo de momentos.
No te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iba a ninguna parte, sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas.
Si pudiese volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir, comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera
y seguirá así hasta concluir el otoño.
Daría mas vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres y jugaría con niños.
Si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.

El poema incluido, si bien es muchas veces atribuido a J.L.B., en realidad no le corresponde, ni parcial, ni totalmente.

FARFADET: La señora que viene

Por: Raúl Gómez Miguel

El 22 de julio de 2008 murió mi madre y, según la tradición de mis ancestros, no le corresponde este año visitar la casa ni recibir la ofrenda. Por tanto además de huérfano también estaré solo meditando las cargas morales que proceden.

Por razones propias y ajenas, mi madre y yo nunca pudimos establecer un contacto normal de familia y a nuestro modo cumplimos roles y luego cada cual tomó su camino para no volver, para no dar explicaciones.

De tiempo en tiempo, doña Flora y yo nos hablábamos por teléfono para terminar peleando o asegurando que estábamos bien. A los dos nos pesaba encontrarnos y al final expresábamos lo inmediato: dinero, salud y suerte.

A principios de año, tuve la pérdida irreparable de uno de mis maestros de vida. Don Enrique Loubet Jr. Su deceso mezclado con una crisis emocional típica de la mediana edad me empujaron a cerrar círculos que durante años mantuve abiertos. Busqué, encontré y hablé con personas importantes en mi existencia y aclaré los sentimientos que me movieron a ellas y empecé a explicarme a mí mismo. Fue duro y literalmente descendí al infierno para dejar de culparme por los fracasos de otros e insistir en la infelicidad que produje a hombres y mujeres que nunca se la merecieron.

Una mañana, después de casi dos años de no habernos visto, fui a visitar a mi madre. La vi convertida en una viejecita tranquila y conforme con el olvido que la rodeaba. Hablamos de todo y me confesó cosas que ni siquiera sospechaba. Le pedí perdón por no haber sido el hijo que debí ser, y ella, a su vez, se disculpó por no haber estado a la altura de la maternidad. Hicimos las paces y reiniciamos una cercanía.

Unas semanas más tarde Flora Gómez Miguel, mi madre, dejó de existir.

Mi abuela, Petra Miguel, encomendó a los familiares con los que vivía que mi madre tuviera un velorio al estilo de nuestro pueblo. El cadáver se veló en casa, se montó la cruz, se rezaron los nueve días y se levantó la cruz. Seguí paso a paso la creencia oaxaqueña. Estuvieron el canto, la comida, la bebida y el recuerdo. Por unas horas me fundí a la raíz de la tierra y Magdalena Yodocono se trasladó a Ciudad Neza, y todas las almas de nuestros muertos vinieron a darle la bienvenida a la de mi madre.

Y no faltó la reminiscencia prehispánica. Una de mis primas introdujo en el ataúd un refresco de la marca favorita de mi madre.

En el panteón las cosas no fueron diferentes a las consabidas reacciones de la querencia y el adiós. Un dúo seudo norteño cantó a grito pelado las canciones indispensables hasta culminar con “Amor eterno” del divo de Juárez. Recibí pocas condolencias, pero me dio gusto que el cuerpo de mi madre descansará cerca de los suyos.

Tarde varios días en comprender el fallecimiento de Doña Flora y, cuando lo hice, el mundo se volvió un poco más vacío. Soy lo último de dos sangres que me nutren y me dividen.

Por eso, el año entrante en que vuelvan los muertos, sencillamente me fijaré en la columna luminosa que integrarán y buscaré a Doña Flora, que será joven, bella y sonriente, y si tengo suerte, puede que hasta me dé su bendición.

VIDEOS: Las líneas de la mano

Sin duda, una interesante forma de leer-escuchar-vivir a Cortázar.
http://es.youtube.com/watch?v=gZ1qLQS20jg