POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Los madrazos, literalmente, estuvieron duros. El grupo Atlacomulco no soltaba. En los últimos 54 años sólo políticos nacidos en Toluca o Atlacomulco habían sido elegidos como candidatos, primero, y luego gobernadores del Partido Revolucionario Institucional, que se ha mantenido en el poder desde hace más de 80 años en el Estado de México.
Los operadores grillos estaban cansados. La negociación, en punto muerto. Y apareció Carlos Salinas de Gortari, quien partiendo de los hechos y del interés personal, fundamentado en el calibre de su conocimiento del Sistema, fue contundente: Eruviel Ávila Villegas, alcalde de Ecatepec, era el único suspirante que podía ofrecer resultados.
El innombrable no estaba errado. Ávila ha ganado cuatro elecciones como candidato del PRI, en dos de ellas obtuvo la alcaldía de Ecatepec, tras ganar al PAN, en 2003, y al PRD, en el 2009. Dos veces ha sido diputado local: de 1997 a 2000 y 2006-2009.
Esto sin contar, la infraestructura de fuerzas que lo sostienen, como la de Salinas, que calló bocas y levantó manos.
Los otros cuatro aspirantes a la candidatura: Ernesto Némer, coordinador de la bancada priísta en el Congreso local; Luis Videgaray Casso, diputado federal; Ricardo Aguilar Castillo, presidente del PRI mexiquense y el alcalde de Huixquilucan Alfredo del Mazo, leales a la institucionalidad acordaron que el iluminado de Salinas fuera el único precandidato. El gobernador Enrique Peña Nieto simplemente avaló.
El Doctor en Derecho por la UNAM, así, se convirtió en el primer aspirante del tricolor a la gubernatura de la entidad más poblada del país desde 1957 cuando Gustavo Baz Prada, originario de Tlalnepantla, tomó protesta como gobernador. Eruviel Ávila Villegas quien ha gobernado dos veces Ecatepec, (de 2003-2006) y de 2009 hasta el 26 marzo 2011, rompió la tradición de que el candidato priísta emergiera de Toluca-Atlacomulco. El autodenominado “peñista” vio en el mandatario mexiquense, Enrique Peña, un modelo a seguir e imitó parte de su estrategia para transcender más allá de su municipio natal.
El grillo ungido desarrolló una táctica mediática que le permitió estar en los medios de difusión desde antes que asumiera el cargo por segunda ocasión, el 18 de agosto del 2009.
Al oriundo de San Pedro Xalostoc, uno de los nueve pueblos de Ecatepec, le tocará una labor que ninguno de sus antecesores ha logrado, unificar a los priístas del Valle de Toluca con los del Valle de México, que aunque han mantenido la institucionalidad al partido, siempre han expresado su malestar de que no eran tomados en cuenta para la designación a la gubernatura.
Trayendo el melodrama, Eruviel Ávila Villegas, ecatepense de 41 años, divorciado, hijo de un conductor de un chimeco, quien en la adolescencia fue vidriero y cobrador en el camión de su padre, se convirtió apenas en el tercer candidato, en 80 años, que impulsa el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Valle de México. Solo falta que un emporio televisivo le consiga esposa y sea, en apariencia feliz.
“Soy un hombre que no olvida sus orígenes, al contario me siento orgulloso de donde provengo, ya que me ha permitido entender y escuchar a la gente, entenderla y apoyarla”.
El proceso, ejemplo de la transa de los dinosaurios, puede leerse como una lección de unidad, en comparación al sainete organizado por el afán aliancista de la oposición. Sin embargo, preocupa que el PRI no haya optado por una combinación de mayor efecto, pues, aunque el grueso del monstruo se moverá para ganar esa vital elección en su camino a la elección de Presidente en 2012, es factible que los electores vean las siglas y no al candidato.
En sus propias palabras: “El factor principal para que obtuviera la precandidatura de unidad fue que los otros contendientes priístas decidieran no participar”.
Ante esa convicción, resta ponerse las pilas y mantener el poder, caiga quien caiga.
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