EL COCOTAZO: SIN GORRONES

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Inglaterra no es México y, por consiguiente, no reacciona de la misma manera al chantaje sentimental. Al Imperio Británico le viene guango el deprimente espectáculo montada por una jovencita mexicana para conseguir ser invitada a la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton a celebrarse el próximo 29 de abril.

De nada le valió a Estíbaliz Georgina Chávez Guzmán 16 días de huelga de hambre a fuera de la embajada del Reino Unido, en la Ciudad de México, rogando que los responsables de organizar el compromiso real la incluyeran en la lista oficial de invitados, con la discreción pertinente, la chica recibió un documento oficial de Saint James Palace en el que el secretario de la novia responde, estar muy agradecido con ella por estar en la embajada, sin embargo, no pueden ofrecerle un lugar en la boda porque no lo tiene, y tampoco le permitirá que entregue en persona la pintura que hizo para ello. De manera gentil, le propuso que hiciera una caridad con ella o lo que quiera con ella.

Mostrando un serio grado de ensoñación, la joven declaró a los medios "No se qué voy a hacer porque no estaba preparada para recibir un no como respuesta; estoy tristísima y siento que me voy a morir. La embajadora salió y me dijo que le dieron una carta de los secretarios de los príncipes y no había posibilidad de ir a la boda ni de entregar el cuadro".

La estudiante de pintura e inglés, indicó que regresaría a su hogar, en Atizapán, Estado de México, pero continuar en su intento de conocer al hijo de la finada Princesa Diana de Gales.

Durante su estancia a las afueras de la sede diplomática, Estíbaliz se dedicó a pintar cuadros con la imagen de Lady Di, con la ilusión de venderlos y juntar aproximadamente 50 mil pesos para el viaje a Inglaterra, donde pretendía entregarlos personalmente a los novios, como regalo de bodas.

“Estoy destrozada y no se qué voy a hacer. Solamente quiero que den a conocer que voy a seguir en pie con lo de mi subasta, para poder viajar a Inglaterra aunque no pueda más que verlos por afuera o algo, y que voy a seguir luchando”.

En el mundo de caramelo que construyó Estíbaliz, la fuerza de su petición descansa en un argumento bobo “Es realmente el sueño de mi vida, desde niña soy fan, mi mamá lo fue. Mi mamá murió en el parto, pero mi papá me contó que ella era super fan de Lady Di, y entonces mi sueño, no solo por mi sino por mi madre, es asistir a la boda del hijo de Lady Di”.

Con esa “profundidad” la petición de Chávez Guzmán recibió el trato que cualquier hijo de vecino haría de enterarse que una reverenda desconocida pretende asistir a un evento privado.

La pompa y la circunstancia de la realeza inglesa no se andan por las ramas, ergo, sólo en la “inocencia” de la huelguista pudo caber tal escenario fantástico.

Para su desgracia, el aspaviento de dejarse morir de hambre sólo sirvió para ganar una famita de tres pesos, las burlas de los gandallas habituales y, ojalá, la fe de algún pudiente que de menos le regale cincuenta mil morlacos.

Cada cual tiene la libertad de defender la causa que desee, no obstante, hay de causas a causas, y esta emite una sensación cómica rayando en la tristeza.