Con la valentía acostumbrada, Felipe Calderón declinó asistir a la comida anual de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT), programada para el día de hoy, rompiendo una tradición de 51 años de asistencia del Presidente en turno de la República para refrendar el pacto perverso del control social a través de la manipulación y la ideología de las masas.
¿La causa? La presencia del Sindicato Mexicano de Electricistas en las calles y la inseguridad del equipo presidencial por experimentar en director la rabia de los desempleados por decreto.
Para quedar bien, la Presidencia se sacó un desayuno fuera de programa con los jerarcas de la Cámara, proyectando una tendencia de formas mientras el conflicto por la electricidad se calme o empeore.
A modo de evitar confusiones y declaraciones comprometedoras, el gobierno del Distrito Federal ha decidido que sólo su titular Marcelo Ebrard exprese la postura al respecto y que nadie le haga sombra con especulaciones banqueteras. La papa está tan caliente que sólo los profesionales deben de intentar tomarla.
Los apagones continúan en varias delegaciones del Distrito Federal y otros Estados del País. El origen de esas tinieblas ha dado pie a una guerra de declaraciones oficiales confusas y orientadas a infundirle pavor a la ciudadanía.
La policía federal negó andar capturando a los trabajadores electricistas para que compongan los desperfectos pero el “inteligente” Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, expresó que la fuerza del Estado será aplicada a los radicales en una clara alusión a los inconformes con el cierre de Luz y Fuerza del Centro, como si necesitarán de amenazas para mantenerse en pie de lucha.
Javier Lozano, Secretario del Trabajo, que debería haber comparecido al plano de la Cámara de Diputados, nomás de calcular las recriminaciones y el fuego enemigo declinó aparecerse, obligando una respuesta severa del Congreso, quien exigió a Los Pinos que el burócrata diera la cara, por ende, la próxima semana el señorito tendrá a bien, sino siente ñañaras, aguantar la cargada de los representantes del pueblo.
Con estos giros de 360 grados, las posturas firmes de la grilla nacional crujen y los partidos no muestran la unidad cacareada al calor del fervor del hueso; notables y no tanto empiezan a medir simpatías y levantan el dedo para calcular el rumbo del viento. El divisionismo puede obrar a favor de las causas perdidas.
El Sindicato Mexicano de Electricistas ha conjuntado un equipo de abogados para empezar la batalla legal, además de la lucha por las calles, para mostrar a la gente hipnotizada que su cese obedece a causas extra laborales y no a los argumentos mañosos de Calderón.
Con tal de no perder al aliado más importante, el Ejecutivo jura al Partido Revolucionario Institucional que se privatizará el sector eléctrico, al menos en lo inmediato, pero demanda mayor activismo del tricolor en este borlote.
A la sorda pasó por los medios de desinformación el resultado del estudio “Impacto de la crisis financiera y económica global en el sector de la educación”, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) cuyas conclusiones ponen a México como un país de bajo empeño educativo al igual que Camerún, Congo, Sudán, Kenia, Pakistán, San Vicente y Kirguistán.
Con esa demostración internacional y ya que estamos destapando coladeras, ¿no valdría el riesgo someter al SNTE?, pues, de perjudicial a perjudicial, la Educación no come pepitas o la Doña sí les inspira respeto a los timoratos calderonistas.
Más que enfriárseles el caldo, a algunos ya se les hizo nata.
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