Por.- LOS DODOS
Un principio básico de cualquier esquema tributario es obtener dinero de personas físicas y morales en condiciones de darlo, es decir, de quienes sus actividades productivas derivan en derechos y obligaciones fiscales.
Por eso, ante la insuficiencia creativa de los funcionarios de la Secretaría de Hacienda y de los expertos metidos en los Partidos Políticos, Los DODOS proponemos algunos rubros lucrativos para el Estado y que por razones, más de favores, que de ignorancia no han propuesto.
Si a los usuarios de los servicios bancarios se le tasan impuesto, por qué entonces no se tasan las operaciones internas de los bancos y entre sí ¿quiénes trabajan el dinero no deberían de ser los primeros en ser esquilmados por el gobierno?
Para una persona física es bastante complicado y limitado la exención o reducción impositiva, precisamente por el tipo de labor que desarrolla, por ende ¿no debería de extenderse esa dureza a la flexibilidad con que las empresas justifican reducciones tributarias?. Una empresa siempre ganará más que una persona solitaria, entonces persígase a quien se debe.
Las corporaciones trasnacionales en cualquier parte del mundo civilizado están obligadas a dejar en el país que las acogen un porcentaje de sus ganancias por concepto de la explotación de los recursos y la mano de obra local. En México ese importante detalle es letra muerta. Las ganancias salen y entran cómo se le da la gana, sin imponérseles ningun gravamen.
La burocracia, además de su escasa funcionalidad, también ha hecho del puesto una forma de evasión fiscal mediante las redes de influencias que los cubren o descobijan, según la ocasión, perdiéndose dinero del pueblo a manos llenas sin la mínima molestia. Sería interesante conocer realmente cuanto gana un funcionario y el monto de sus declaraciones. Conociéndolos, ningún grillo va a pagar lo que le corresponde, no captan que es intocable.
Otra media está en cargar de un impuesto adicional a los automóviles de lujo, no por unidad sino por la cantidad de autos que posee una familia. No es lo mismo sangrar por un automóvil modesto para el uso de todos, que los carrazos que usa cada miembro del clan y que suman más de diez. Ciertas propiedades ofensivas al deterioro de la justicia social pueden ser sujetas a impuestos específicas.
También todo tipo de congregación religiosa, empezando por la Iglesia Católica, debe de ser investigada a fondo para que paguen lo que es el César, y no se den vida de reyes, convenciendo a los feligreses de una divinidad humana absurda.
El juego en cualquier forma debería ser sujeto de impuestos fuertes como el entretenimiento de nivel alto, sin embargo, ese punto es ignorado a propósito por el cabildeo de los patrocinadores políticos.
La transformación de bienes arrebatados al crimen organizado en recursos hacendaríos adicionales con eficiencia y no como se practica en la actualidad, que detrás de decomisos una gruesa cortina de humo oculta las bambalinas.
En lo que toca a medios, especialmente la televisión, sería ideal ir por su garganta en las tarifas publicitarias y en el lavado de ingresos mediante la multiplicación de razones sociales y proveedores. Sin embargo, el poder de este medio de control social es tal que nadie se atrevería a cortarle un pelo.
Y así podríamos enumerar más ejemplos de cómo sacar dinero para el Estado sin importunar a la base social. Desgraciadamente, la idea que priva en la toma de decisiones es al revés. El chiste de un impuesto es desproteger a los que están acostumbrados y seguir protegiendo a los intereses eternos.
Por cierto muy bonito el desfile de alebrijes gigantes por el centro histórico de la Ciudad de México, pero ¿cuánto costo, qué beneficio tangible trajo y pagó impuestos correspondientes?.
Nos cansamos de escuchar la cantaleta de la austeridad, no obstante, cada reunión de trabajo, cada sesión de los poderes, en sí, cada movimiento de la burocracia es un gasto que no se complementa con impuestos, por ende, es ocioso pedir prudencia a los ciudadanos mientras la casta divina despilfarra lo que tanto cuesta conseguir y además exige mayores cantidades.
Ahora que los grillos andan remendando la Historia, les recordamos que muchas de las revoluciones que ha conocido la humanidad comenzaron por un incremento de impuestos. No vaya siendo.
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