EL COCOTAZO: CREADORES

Si las autoridades federales efectivamente desearan beneficiar y proteger la propiedad intelectual tendrían que reformar una serie de leyes que permiten los contratos leoninos por los que las corporaciones se adueñan y explotan la creatividad ajena a precios de risa; derribar el precio único en libros que los ha puesto por las nubes (facilitando la clonación o el robo hormiga); perfeccionar la normatividad de los derechos de autor; facilitar por la vía de la exención de impuestos el desarrollo del talento; y anular el influyentismo para seudo “creadores” vivan del cuento a expensas del pueblo. Sólo entonces se creería en una honesta lucha contra la piratería y, por supuesto, que sería secundado por las verdaderas víctimas de ese delito: los trabajadores de la innovación.