Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación, reconoció en conferencia de prensa que el pasado fin de semana “un grupo de sujetos armados atacó a elementos del Ejército que repelieron la agresión, matando a dos menores: Bryan Almanza Salazar, de 5 años, y Martín Almanza Salazar, de 9 años, en una carretera de Nueva Ciudad Guerrero, en Tamaulipas”.
En las voces de los supervivientes, el sábado de gloria, un grupo familiar integrado por trece personas que viajaban en una camioneta, al pasar por un retén, los soldados comenzaron a disparar con el saldo de dos niños muertos y dos adultos lesionados.
Según el Secretario en el enfrentamiento fueron decomisadas siete armas largas, dos armas cortas, dos proyectiles para lanzacohetes, dos granadas de mano, más de cinco mil cartuchos y nueve vehículos. Eso sí, uniéndose a la pena que embarga a los familiares de los
niños.
¿Es cinismo o de plano la carencia de madre? ¿Cuántos niños y niñas tienen que caer para convencernos que el mundo de los adultos no merece la esperanza que le regalan los infantes?
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