POR: HÉCTOR MÁRQUEZ VILLANUEVA
Sí, es sumamente indignante que a una niña de cuatro años, con una agravante a nivel discapacidad, se le haya privado de la vida por un móvil procaz que aun no termina de esclarecerse, y especular al respecto por ahora sobra. Es incluso más indignante empezar a conocer la verdad del caso y haber formado parte del motor ciudadano que estuvo en marcha por espacio de diez días en la búsqueda de algo consumado.
La dimensión del esfuerzo no fue pequeña, empezó desde lo más simple como fotocopiar un anuncio y repartirlo a manera de volanteo y se expandió a las redes sociales (sin costo), pero tomando fuerza hasta llegar a refugiatones, carteleras, inserciones en revistas, publicaciones de la información en gacetas y en las cajas registradoras de los Wal-Marts del Distrito Federal. ¿Quién o quienes realizaron esta inversión? ¿Se hizo una inversión o se corrió al 100% como altruismo incluso en los medios exteriores?
Este músculo de difusion es lo que cualquier marca podría envidiar, una inversión mediática que se activó sin esperar disponibilidad, una audiencia 100% cautiva y retralimentándose entre sí,
un mensaje con un alcance, impacto y frecuencia privilegiados que no tomó más que seis o siete días en viralizarse. Todo para ocultar un fraude, para desperdiciarse, algo que se siente como una burla descarada a las oraciones que se elevaron en nombre de Paulette y de sus padres.
Este fraude de novela policiaca hizo partícipe a una ciudadanía con sed de hermandad ante una realidad francamente jodida que se siente en el bolsillo, al salir a la calle, al leer el periódico; el tinglado dejó una merma en la voluntad de la gente, una merma que nos perjudica a nosotros mismos ya que le estamos perdiendo confianza al de al lado.
La familia Gebara Farah generó un movimiento ciudadano, por una causa hueca, en el peor de los momentos y sería de esperarse que con historias como ésta la gente acumule rencor hacia la misma gente, logrando que cada vez menos personas se sumen a las causas que requieren de voz y presencia ciudadana.
Un cuestionamiento. ¿Por qué creció tanto este caso en particular? ¿Qué de trascendental tuvo la voz del matrimonio Gebara Farah para crear una conexión emocional? Decenas de niños desaparecen a diario, víctimas del crímen organizado o de la paternidad irresponsable, y el esfuerzo se queda en las papeletas de reporte de la policia judicial. Muchas familias seguramente podrían beneficiarse de la mitad del esfuerzo desplegado para Paulette, sin embargo, no ocurre. La reflexión aquí es que la movilización de la gente sí puede verse como un engranaje ordenado que podría contribuir a poner un alto contundente a problemas de talla grande como las muertas de Juárez
Reacción positiva, pero resultado desalentador, es mejor pensar que Paulette es ahora un aprendizaje y el llamado a lograr una sociedad organizada, capaz de consolidar avances importantes es muy posible y necesario.
2 comentarios:
esta vez los dodos tardaron en darse cuenta de lo que sucedió, bien por la nota pero yo digo que algo tarde, aunque concluyo en lo mismo del último párrafo.
juan
Creo que es únicamente por los apellidos, por lo que se le invirtió tanto a la mediatización del caso y algún asunto político a dos años de las elecciones, este homicidio fue en el estado de Peña Nieto, buen escenario para tomarlo como plataforma política de algún adversario...
Atte
Diego
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