POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Como buen periodista de closet, Héctor Márquez, entrañable amigo de Los Dodos y colaborador a pedido de este blog, porque se cotiza, me hizo una serie de preguntas que me son importantes compartir con los Dodos Lectores.
¿Qué pasa con la gente que consume periodismo, busca crónica o reflexión? ¿Busca amabilidad o gandalleces que hagan pensar?
Lo primero que se aprende en el periodismo profesional es servir a la gente en general, no a quienes nos gustaría servir, incluyendo a uno mismo. Se escribe para ser leído, pero no para la capillita de los cuates, sino para todos los interesados en la información que se brinda.
Una queja eterna, al menos en México, es que los compatriotas no leen. Sin embargo, se olvida agregar que para ser leído es indispensable generar atención, interés, deseo y acción a través de los datos y la palabra escrita o dicha.
Si el mexicano no lee es porque los informadores no saben escribir o no saben llegarle. Carecen de una "voz" que los distinga del promedio.
Mi mentor periodístico, Enrique Loubet, me reprendía cuando caía en el “yoísmo”, asegurando “No es escriba para usted o para los tres amigos que tiene en la Universidad, escriba para el público; lo que le sucede no es relevante con respecto a las preocupaciones de la sociedad. Se debe únicamente a los lectores”.
Hoy, tecnología y diversificación permiten que todos opinemos de todo, sin que exista una vertiente dominante que argumente, mediante el dato duro, la generación de una postura. Escribimos al maquinazo, olvidando que alguien podrá tomar nuestro juicio como un dogma y equivocarse de fea manera.
El lector tiene la libertad de escoger su lectura; tratemos que sea la nuestra.
Mi experiencia como lector, que también tengo, me ha llevado a normar criterios de búsqueda. Existen plumas y temas que no me interesan, como otros que no dejado de profundizar en décadas.
Sin embargo, al meterme en cualquier espacio periodístico me topo con una cantidad de comentaristas y poquísimas exposiciones sólidas. La manía de opinar a lo bruto y en directo, convierte a los proyectos en una pasarela de egos y no en opciones de servicio a la comunidad.
Necesitamos explicar antes que criticar; reportar antes que condenar; meditar antes de confundir; ser concientes de la responsabilidad social que tienen nuestras líneas.
Con casi tres décadas en activo, el periodismo que practico está sometido al inexorable rigor de difundir lo que vale la pena difundir, aunque no sea "políticamente correcto" o lindo. La vida es cruda.
Por supuesto que la mayoría democrática puede regarla y generar fenómenos de opinión público como el caso Paulette o el chupacabras. No obstante, en esos temas es factible proponer razones inteligentes para ejercer un contrapeso del “mainstream”.
Por ejemplo, hace unos días leyendo SPIN on line me tope con un artículo singular sobre los mejores discos de rock de los últimos 25 años y ponía a U2 como el realizador del disco número uno de la lista. Honestamente la conclusión me causó risa debido a la facilidad con que un medio encumbra o desprecia una propuesta. No dudo que en sus inicios la banda irlandesa haya aportado al género importantes ingredientes, pero definitivamente no son The Rolling Stones que por fidelidad histórica son simplemente la mejor banda en activo de todos los tiempos. ¿Dudas? Revisa la información y los logros de su carrera, luego cruza los datos y tendrás la respuesta. Eso es el trabajo periodístico: ubicar al vuelo las implicaciones de una nota.
Aquí, en el reino del periodismo en serio, obliga a desconfiar hasta de lo que nos consta, ya que siempre habrá un giro que no estaba contemplado, y el indice de fuego de la mañana cambia al rabo entre las piernas de la noche.
En suma, lo que busquen los lectores lo hallarán, depende de los periodistas que lo encuentren esté sustentando, sea posible y efectivamente responda a las necesidades informativas.
Por banal que pueda ser una nota, en nuestras manos está dignificar el trabajo. Esa es nuestra obligación y nuestra pena. No culpemos a los demás de la incapacidad propia.
Nota de la Redacción.- Debido a que Gómez cuando se pone de filosófico no hay quien lo pare, hemos decidido presentar este trabajo por entregas y en un apartado especial.
1 comentario:
El día de hoy, creo por experiencia, ejemplos y costumbres que a la labor periodística se le ha denostado en exceso por el maldito capitalismo salvaje que de alguna manera impera en nuestra cotidianeidad, en nuestra economía entre otras cosas..
Es una verdadera lástima que la gente reciba diario en mano el Publímetro en la calle y se de por bien enterada y leída de la realidad del lugar en donde vive, no por que la idea de un Publímetro diario se mala, sino por que no es el periodismo descrito desde las entrañas de Raúl Gómez.
Ese periodismo que de alguna suerte se vuelve (o debería) el portavoz de la colectividad y un medio contestatario contra los abusos de autoridad, contra la violencia, contra los crímenes de odio (incluso con los animales) ¿Qué nos queda si no es eso? Leer tweets noticiosos??? Organizarnos por sucesos que llegan a través de Facebook? Nah, me niego a creerlo. THE REVOLUTION WILL NOT BE TELEVISED, OR TWEETED. Un proyecto debe nacer a partir de la revaloración de la labor informativa y la manera en como consumimos información.
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