POR.- EL DODO MORGAN
Recién desempacado de Europa y Asia, destinos bucaneros obligados, les saluda el Dodo Morgan que reporta a El Último de los Dodos, que todavía la clonación de nuestra especie no se ha producido y, aunque han intentado meter al mercado algunas mercancías hechizas, carecen de la gracia natural de los originales.
He leído y comentado en la Isla del Tesoro este asunto de la venta de datos personales de millones de ciudadanos, supuestamente extraídos de forma ilegal de las instituciones y empresas correspondientes.
El consenso, incluido mi punto de vista, es que no hay delito sin la existencia de quien lo cometa y de quien se beneficie.
Los padrones fueron puestos a la venta porque hubo quienes los facilitaron, quienes se arriesgaron a comprar las fuentes y quienes los siguen comprando. En corto, no hay víctimas inocentes y nadie está libre de pecado, salvo los que están registrados y que no les dieron nada, pero que asumen inadvertidamente todo el peligro posible.
En los lugares que visité es posible acceder a esa información sabiendo tocar puertas y acudir a los buenos, siempre con discreción y sin las majestuosas olas histéricas que se acostumbran aquí.
El mercado negro funciona mejor en secreto, no ventilándose en voces de mamarrachos.
Es sabido que en Internet se mercan pequeños listados en 500 pesos; algunas bases de datos en 10 mil pesos e información especializada y a detalle por 50 mil dólares.
“EL UNIVERSAL encontró varias páginas que ofrecen datos de diversas instituciones. Sus direcciones electrónicas cuentan con huellas que podría seguir la Policía en caso de que quisiera realizar una investigación.
En http://puebla.quebarato.com.mx/ se venden las bases de datos del Instituto Federal Electoral, Telcel, Bancomer, Banamex, INEGI, Seguro Social, universidades y catastro. El “vendedor” remite a los correos electrónicos sonambuloeterno@live.com y servidormex@live.com.mx para aclarar dudas.
En http://www.reactivelive.com/registros.xls se muestra un ejemplo de lo que el cliente recibe si desea comprar la información. Se muestran los registros nacionales de planes tarifarios y de prepago de la compañía Telcel, en los que aparece el nombre del usuario, su dirección y otros datos personales.
Esta página ofrece “paquetes” que contienen información variada: padrón del IFE, del Servicio Postal Mexicano, registros de Ticketmaster, bases de datos nacionales de American Express, Banamex e Inbursa; de los alumnos del Instituto Politécnico Nacional, de la Universidad La Salle y de los suscriptores de la editorial Televisa”,
Es claro que después del balcón, los responsables de estas páginas pondrán pies en polvorosa o conseguirán, si es que no lo tienen ya, un padrino que los cuide de todo mal porque el billullo debe de seguir moviéndose.
Clavada en el escarnio a los “piratas”, la opinión pública es conducida fuera de otras traiciones arteras como las de los bancos que venden bases de datos casi a la medida de los negocios vinculados a la mercadotecnia y la comunicación social.
¿No me creen? Medite cómo recibe por diferentes medios ofertas de productos y servicios supuestamente dirigidos a gente como usted por firmas que en la vida ha conocido, pero que “alguien” le dio el pitazo de que cuenta con los recursos del perfil ideal.
Ese alguien es el banco de su preferencia y el uso indebido de la información que por trámite debe soltar.
Y así podríamos mencionar otros establecimientos que hacen exactamente lo mismo, dentro de las fisuras legales, y a los que ningún diario denuncia.
En apego a derecho, “filibusteros” y “cuellos blancos” delinquen sólo que la vista es distinta sobre cada grupo.
Al descubrirse el pastel, los mandos superiores avientan la porquería a la tropa de sistemas y departamentos afines que por robo hormiga se van apoderando de la información.
Cualquier individuo medianamente instruido sabe que en los discos duros de las computadoras es posible rastrear y recuperar movimientos, datos y ¡copias! que se han hecho en las máquinas.
El escándalo no va a parar el tráfico de bases y menos en un país, donde las leyes están perdidas en ese ramo. En el mejor de los escenarios podemos legislar, sin embargo, como en tantos contubernios, la costumbre del “acátese, pero no se cumpla” dobla los escrúpulos y dota a la tentación de una “lanita extra” de una fuerza de seducción endemoniada.
Mejor sería enunciar qué papel juega la piratería en la economía de México, tal y como lo han hecho Italia, Rusia y China, apostando por darle un cause obligatorio para compartir beneficios y respetar límites.
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