lunes, 2 de mayo de 2011

ESPECIAL: THE ROYAL WEDDING

POR.- EL DODO DE HUMOR NEGRO, EL DODO DE LA MALA LECHE Y EL OGRO

La aristocracia emplumada, asidua a leer “Hola”, “Caras”, “¿Quién?”, no cabía de la emoción, aunque no fuera invitada al evento. El punto era estar, compartir y vincularse con la realeza de verdad, aunque fuera a control remoto. Desde semanas con antelación, los medios y las pláticas de sus hipnotizados sólo chismeaban los preparativos para el gran evento. Que si el vestido, que si el ajuar, que si la manga del muerto. No faltó la propuesta de mandarle a los contrayentes unos marranitos y unos kilos de moles para celebrar por todo lo alto, rociados de litros de pulque, reserva del cacique.

Sin embargo, lo que el mundo constató, aunque fuera por Internet y las redes sociales, fue que el príncipe William contrajo matrimonio con Kate Middleton en una ceremonia en la Abadía de Westminster, donde fueron declarados marido y mujer el viernes pasado, mientras un millón de personas se congregaron en las calles de Londres y 2.000 millones de personas, siguieron la ceremonia alrededor del mundo, según cálculos conservadores.

La envidia corrió en los habituales gorrones al saber que sólo 1900 invitados, de los que sí importan y pesan, asistieron a la ceremonia, incluyendo al astro del ¿fútbol? David Beckham y el cantante Elton John, íntimo de la difuntita Diana Spencer.

Los nuevos duques de Cambridge se dieron el "sí quiero" frente al altar principal de la abadía, legitimado por el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams.

"Pronuncio que sean hombre y mujer juntos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén", dijo Williams.

Previamente, los novios prometieron "amarse, confortarse y honrarse" en los votos matrimoniales que intercambiaron frente al altar, y el príncipe William puso el anillo a la novia, una alianza de oro regalado por la reina, procedente de una mina del País de Gales, tal y como establece la tradición de la monarquía británica.

La pareja utilizó para la ocasión la ceremonia prevista en la Serie Uno del Libro de Oración Común de la Iglesia de Inglaterra.

Fue a las 11.14, hora local, (10.14 GMT), el momento en el que Catalina se convirtió en su Alteza Real la duquesa de Cambridge, un título que William recibió por la mañana de su abuela, la reina Isabel II.

Todos los ojos estuvieron puestos en una contenida y emocionada Catalina, vestida con un elegante vestido color marfil, diseñado por Sarah Burton para la firma del fallecido Alexander McQueen.

La pareja sonrió y se miró constantemente a los ojos mientras intercambiaron los votos matrimoniales, flanqueados por el príncipe Enrique, hermano de William y padrino en esta boda, y de Michael Middleton, padre de Catalina.

La ceremonia se desarrolló con precisión matemática y solo hubo un momento de duda cuando William tuvo problemas para poner el anillo en el dedo anular de la mano izquierda de su esposa. Lo que prueba que no hay hombre que no se acalambre a la hora de perder la libertad. El príncipe William no llevará alianza de casado. Sin embargo, el planeta entero sabe que no puede salir con la típica de marido libertino: ¿Cuál mujer?.

El "sí quiero" fue recibido con júbilo en todo el país, donde millones de personas siguen en las calles y en sus domicilios la que ha sido declarada como la primera "boda del siglo XXI".

La ceremonia religiosa concluyó hasta las 12.15, hora local, (11.15 GMT), tras lo cual los recién casados abandonaron la abadía acompañados de la marcha Crown Imperial (Corona Imperial), del británico William Walton, que se tocó ya en la boda del príncipe Carlos y Diana, los padres de William.
Durante la ceremonia se escuchó música de otros famosos compositores británicos del siglo XX como Edward Elgar, Vaughan Williams y Benjamin Britten .

William y Catalina recordaron el matrimonio en 2005 del príncipe Carlos y Camilla, la duquesa de Cornualles, incluyendo una composición de Maxwell Davies, titulada "Farewell to Stromness", que sonó en aquella boda.

Catalina quiso además incluir una popular canción del folclore de origen isabelino, titulada "Greensleeves", a la que hace ya referencia William Shakespeare en su comedia "Las alegres comadres de Windsor".

El toque de modernidad lo puso una fanfarria especial titulada "Valiant and Brave", lema del escuadrón de búsqueda y rescate de la Royal Air Force, al que pertenece el príncipe de Gales.

La fanfarria, de medio minuto de duración, fue interpretada por siete trompetas y un tambor de la Banda Central de Royal Air Force en el momento en el que los recién casados iniciaron su camino hacia la salida por la Gran Puerta Occidental de la abadía.

La comitiva nupcial se dirigió a continuación al palacio de Buckingham, donde el flamante matrimonio salió al balcón principal para saludar a la multitud, acompañados de sus familias, al tiempo que dieron el beso de los duques de Cambridge.

Y colorín, colorado, Dios mediante, el futuro Rey de Inglaterra ya tuvo Reina.

NOTA DEL OGRO

Juar, juar, juar y más JUAR.

La mexicana Estibalis Georgina Chávez regresará "triste y muy apenada" a México, tras haber fracasado en su segundo intento de viajar a Londres para ver la boda del príncipe Guillermo y Kate Middelton, y ser devuelta de nuevo a Madrid por las autoridades británicas.

"No me dejaron entrar. Me dijeron que nada había cambiado y que entre la primera vez que lo intenté y ahora deberían haber pasado al menos dos semanas. Yo no lo sabía, no me habían avisado. También les oí decir que estaba medio loquita".

La joven mexicana aseguró que se siente "super triste" y que ha "llorado mucho" al tener que ver el enlace real por televisión y darse cuenta de que finalmente "no he podido estar allí".

"No se como voy a poder regresar a México. No tengo dinero suficiente ni para mantenerme en Madrid hasta el 7 de mayo -fecha para la que tiene el boleto de vuelta-. Ni siquiera se donde voy a pasar la noche hoy", se lamentó.

La fallida aventura de Estibalis comenzó el pasado febrero frente a la Embajada británica en México, donde permaneció 16 días en huelga de hambre para solicitar que le ayudaran a viajar a Londres.

La suerte le llegó gracias a Octavio Fitch Lazo, quien tras leer su historia en los periódicos decidió ayudarla y correr con los gastos del viaje hasta Reino Unido.

El pasado sábado, una vez en el aeropuerto londinense, fue devuelta a Madrid por las autoridades británicas que le requirieron 500 euros (unos 735 dólares) y un alojamiento en la capital británica.

La joven tardó poco en conseguir la cantidad solicitada y una dirección fija en Londres y voló de nuevo, este miércoles, a Reino Unido, desde donde fue devuelta por segunda vez a Madrid.

Ahora, Estibalis tiene pensado contactar con la embajada mexicana en la capital española "aunque no creo que puedan solucionar mi situación actual".

También tiene claro que no quiere acudir a su familia para que le ayuden porque "mi padre es muy humilde y no puede enviarme dinero. Tampoco lo quiero llamar, supongo que ya sabe de mí por los medios de comunicación", dijo.

La moraleja es sencilla: Nunca vayas a donde no te inviten; o la lástima sólo funciona con los similares, never with the empire.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si se nota que la chica es humilde y estúpida,
a los mexicanos ¿en que nos afecta la boda real?
situación sólamente de relaciones publicas entre la embajada pero más alla de eso es un hecho que pasara a la historia no?