POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
El camino del infierno está pavimentado con buenas intenciones.
El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, calificó como vergonzoso que en el país haya cinco millones y medio de mexicanos que no sepan leer ni escribir en pleno 2011, a pesar de contar con modelos educativos a distancia que no han logrado consolidarse.
"Somos muchos los que pensamos que para el país es una vergüenza que tengamos cinco millones y medio prácticamente de mexicanos que en pleno 2011, 200 años después de la independencia nacional y 100 de después de la Revolución todavía tengamos gente que no sabe leer ni escribir que eso implica necesariamente estar excluidos del desarrollo más elemental y básico.
México tiene más de 33 millones de mexicanos que no saben leer ni escribir que son analfabetos funcionales, gente que no ha terminado los estudios primarios, no han concluido sus estudios de secundaria.
El problema de la lucha contra el analfabetismo es la suma de todos los sectores, el público, el privado, los jóvenes en especial, pero todos los sectores de las entidades federativas deben trabajar en esta materia.
No podemos ignorar que tiene problemas y el rezago educativo es uno de los más grandes porque no hay una entidad federativa que esté a salvo de esta condición y lo que se tiene que hacer es encontrar fórmulas para poder fortalecer la educación en lo cuantitativo y cualitativo.
El país necesita prestigiar a la educación a distancia pues a pesar del trabajo no lo han conseguido, hay que decirlo con toda franqueza las posibilidades son enormes porque el hecho de que una persona de cualquier edad, cualquier día de la semana, a cualquier hora del día, desde casi cualquier sitio conectado con una computadora a través de la red pueda cursar sus estudios es algo extraordinario. Tenemos desarrollos, tenemos la tecnología y cómo hacerlo, pero no hemos todavía podido realmente convencer a la población a los sectores jóvenes y no tan jóvenes de la población que esta es una herramienta extraordinaria y potente que ofrece grandes posibilidades para todos, nos da educación continua capacitación, información y la realización de estudios formales con gran capacidad”.
Es indiscutible la sensatez del funcionario. Sin embargo, suponer que la tecnología ofrece transformaciones radicales no es tan sencillo. Ante todo, la clase gobernante de México está satisfecha con tener a las masas en la ignorancia. Se privilegia el status quo por el camino más corto: las tinieblas del desconocimiento. Una multitud estúpida asegura la permanencia del control ideológico a través de una educación selectiva, parcial y excluyente a cualquier crítica peligrosa.
El terror a la información y al análisis faculta al gobierno a mantener instituciones blandas que obstaculicen la realización plena del ciudadano. No se desea líderes; se forja mano de obra barata, desechable y permanente.
La educación no nos hará libres en tanto prevalezca la protección del privilegio de las minorías. Universitarios o no, la pauta de la enajenación es igual: reproducir esquemas de vida ajenos a nuestra condición real y a la conciencia de nuestra singularidad como individuos, que ventilamos ser.
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