viernes, 20 de mayo de 2011

EDITORIAL: LOS PROFESORES ABNEGADOS

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

La profesionalización educativa en México, ocurre en cualquier esfera menos en la del servicio que ofrece el Estado, dando como resultado la deformación de los educandos en una simple mano de obra dócil, acrítica y condenada a una productividad mínima de corto plazo.

Por esto no asombra que profesores de preescolar, primaria y secundaria planteen que para hacer frente a la delincuencia y a la criminalidad que se viven hay que resolver la falta de empleo, aumentar las penas para delincuentes, incrementar el número de policías para cuidar el orden en las calles y mejorar las oportunidades y el servicio educativo para niños y jóvenes.

Los profesores advierten que entre la juventud mexicana cada vez más se “debilitan” valores como la honestidad, la solidaridad, el respeto a los demás, el compromiso social y el sentido de justicia, y comentan “no sentirse orgullosos” de la democracia en el país, reveló un sondeo encargado por la Secretaría de Educación Pública (SEP); organismo a merced de la dirigente vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, ejemplo nefasto de los reales intereses grillos de la instrucción popular.

De acuerdo con la encuesta Disposición de los Docentes al Desarrollo Profesional, el profesor mexicano desconfía de los funcionarios públicos, de los políticos, jueces y policías, a pesar de que considera a éstos últimos como actores centrales para hacer frente a la delincuencia y a la criminalidad.

Al preguntarles qué tipo de medidas se requieren para hacer frente a la delincuencia y a la criminalidad, aseguran que el empleo y la educación deben ser las principales alternativas. Colegas, militares, intelectuales y sacerdotes son quienes generan mayor confianza entre los profesores, según la encuesta aplicada a 3 mil 274 docentes de escuelas públicas y privadas en todo el país, representativos de los planteles de educación básica.

El propósito del documento fue conocer el perfil, la opinión y las prácticas culturales de los maestros.

El estudio, elaborado con apoyo de la Universidad Pedagógica Nacional y la empresa Ipsos, revela que los docentes de la educación básica son asiduos lectores: leen 7.9 libros al año, mientras que el promedio entre la población nacional es de un libro en ese lapso.

La escolaridad promedio del profesor de educación básica es de 17 años, mientras que el nivel escolar de México se ubica por arriba de ocho años.

Al elegir un tipo específico de lectura, el magisterio prefiere temas de superación personal, acción y ficción, así como de periodismo de investigación.

Los libros relacionados con la Pedagogía y la Educación ocupan el primer lugar de lectura; después la variedad de textos se diversifica en biografías, novelas históricas, cuentos y ensayos de Ciencias Sociales.

Los docentes encuestados dijeron ir, “a veces”, a cines, museos, exposiciones y galerías, e incluso a bailar en salones, rodeos y plazas.

Casi “nunca” van a conciertos de grupos o cantantes populares; “menos” a eventos de ópera, sinfónica o danza clásica.

La mitad de los asalariados nunca va a bares, peñas o sitios de música bohemia. Prefieren alquilar películas o videojuegos, ver deportes en la televisión o asistir a estadios.

Escuchan radio, leen periódicos o revistas, se reúnen con amigos o practican algún deporte, como parte de sus actividades de recreación.

Leer y ver la televisión son algunas de las actividades que los maestros comparten con sus alumnos “con frecuencia” o “a veces”.

Se sienten “muy orgullosos” de ser mexicanos, de la diversidad y la riqueza cultural del país, así como satisfechos de “los avances en ciencia y tecnología” en los que participan mexicanos.

Reconocen que en el país hay respeto a los derechos humanos, y de eso también se sienten “orgullosos”. Aseguran que en la sociedad hay tolerancia y respeto a todas las ideas.

Al medir el grado de confianza que le tienen al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), 54.7% dice estar desconfiado o con “moderada confianza”; 45.3% brinda su apoyo a la organización sindical.

Para enfrentar la inseguridad, los “mairos” se pronuncian porque la educación sea una de las medidas para combatirla, y consideran que la que actualmente se imparte debe “mejorar”.

Después que el presidente Felipe Calderón entregará reconocimientos a maestros con 30, 40 y 50 años de labor, en el marco del Día del Maestro, tras el habitual discurso somnífero, ¿no valdría la pena aplaudir a los alumnos que, a pesar de ese personal endeble, logran triunfar en el conocimiento y son, en esencia, la esperanza real para un futuro menos abrumador, libre de doña Elba, profes seudoradicales y argüenderos, y la escoria tradicional que nos gobierna?

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