martes, 31 de mayo de 2011

SIMULACIONES REPRESENTATIVAS: CARRINGTON, LA PÉRDIDA INVALUABLE

Como es del conocimiento amargo del público, la pintora y escultora mexicana de origen inglés, Leonora Carrington, falleció en el Distrito Federal a los 94 años, de neumonía, a las 22.00 horas del miércoles 25 de mayo de 2011, y sus restos fueron sepultados, cumpliendo su postrera voluntad, en el Panteón Británico de la Ciudad de México, la tarde del jueves 26 de mayo de 2011.

Nacida en Chorley (Inglaterra) el 6 de abril de 1917, dentro de una familia adinerada británica, Leonora Carrington vivió desde los años cuarenta en México, el país que convirtió en su hogar y donde se rodeó de amigos y de algunos artistas del movimiento surrealista, como la española Remedios Varo.

Leonora, cuyo padre era un empresario británico y su madre tenía origen irlandés, escapó de la tutela de ambos siendo joven, interesada en una vida artística que cultivó en la Chelsea School of Arts y la Academia Ozenfant de Londres.

La joven Leonora pasó por varias escuelas regentadas por religiosas, pero no encajó en ninguna de ellas por su espíritu inconforme que mantuvo toda la vida.

En su familia, fue la única mujer de 4 hijos. Su padre veía al arte como una labor de pobres y homosexuales, pero su madre la apoyó para que terminara sus estudios en el Chelsea School of Art de Londres, según indica la página explorandomexico.com.

En la capital británica conoció al pintor surrealista Max Ernst (1891-1976), de quien fue su compañera algunos años pero cuya memoria, en los últimos años de su vida, fue borrada.

Con Ernst, en París, congenió con artistas clave del movimiento surrealista como Salvador Dalí, Marcel Duchamp, André Breton y Pablo Picasso.

Carrington participó con otras figuras del movimiento en una magna exposición que se presentó en Amsterdam y París en 1938. Poco después su vida entró en una etapa muy difícil pues los nazis invadieron Francia y Ernst fue llevado a un campo de concentración.

En 1940 Carrington huyó a la España franquista, donde, en medio de una enorme tensión, sufrió un colapso y, por órdenes de su familia, fue ingresada en un manicomio en la ciudad norteña de Santander.

Allí pasó por una auténtica pesadilla, fuertemente sedada y vigilada por enfermeras, pero logró escapar y llegó a Lisboa, donde conoció al poeta y diplomático mexicano Renato Leduc, con quien se casó y el cual la ayudó a viajar a Nueva York, donde se reencontró con su examante Ernst y con la mecenas Peggy Guggenheim.

En 1942 llegó a México con Leduc, del cual se separó un año más tarde. Conoció pero no frecuentó a Diego Rivera, de quien apreciaba su humor, y a la también pintora Frida Kahlo.

Sin embargo, uno de los mayores regalos que le dio México fue el reencuentro con la que fue una de sus mejores amigas, la española exiliada Remedios Varo (1908-1963), a la que conoció en París.

Con Varo compartía Carrington proyectos artísticos y angustias, y de su mano entró en contacto con un círculo de artistas como Alice Rahon y Wolfgang Paalen.

El estilo de ambas refleja ámbitos oníricos y mágicos, que en el caso de Carrington, quedan plasmados en una de sus obras clave, "El mundo mágico de los mayas", que se encuentra en el Museo de Antropología de la capital mexicana.

Otros cuadros destacados de la artista son "La giganta" , "Quería ser pájaro" , "Laberinto" , "El despertar" , "Y entonces vi a la hija del Minotauro" y "El juglar" .

Leonora estaba familiarizada desde pequeña con los mitos celtas, muy presentes en sus cuadros y obras de teatro, a los que sumó los mundos mágicos y fantásticos que descubrió en México, un país mágico y con una variedad de culturas indígenas y prehispánicas que tuvo una enorme influencia en su obra.

En México frecuentó también al cineasta español Luis Buñuel, se casó con el fotógrafo húngaro Emericz Chiki Weisz, que era judío, y tuvo a sus hijos Gabriel y Pablo, a los que estaba muy unida. Toda su vida defendió la causa de la mujer y la de los judíos.

De Carrington dijo el Nobel mexicano Octavio Paz que era "un personaje delirante, maravilloso", "un poema que camina, que sonríe, que de repente abre una sombrilla que se convierte en un pájaro que se convierte después en pescado y desaparece".

También la escritora mexicana Elena Poniatowska, que este año escribió "Leonora" (Planeta), una novela inspirada en su vida, consideró a Carrington una figura "tan grande" como la de la propia Frida Kahlo.

"Creo que (Carrington) es cada vez más fuerte y que va a ser más fuerte a medida que pase el tiempo. Es, de veras, tan única como lo fue Frida Kahlo en su época, nada más que ella no quiso hacerse pública", dijo la autora.

En una acción humorística involuntaria, El Universal publicó una nota de color, centrada en el sepelio de la pintora y escultora, que bien compite con las extravagancias surrealistas.

“A bordo de la carroza número nueve, color gris metálico, los restos mortales de la artista plástica Leonora Carrington salieron de una agencia funeraria de San Jerónimo a las 12:50 de esta tarde, rumbo al Panteón Británico, donde serán sepultados conforme a su postrera voluntad.

Minutos antes, en el lugar, el arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma se sumó a los amigos y admiradores que acudieron a dar el último adiós a la artista.

En entrevista, el reconocido especialista, famoso en el mundo por sus trabajos sobre el Templo Mayor de los aztecas, recordó que de la última representante del movimiento surrealista 'nos queda su obra y la presencia de lo que ella fue.

'Desde esa perspectiva es una enorme pérdida para el arte y para México. Difícilmente podríamos hallar otras palabras con las cuáles dimensionar a Leonora Carrington. Es fantástica su trascendencia y enorme la tristeza que tenemos ahora', añadió.

Evidentemente consternado, el arqueólogo añadió que, 'sin embargo, también nos deja y tenemos alegría, porque personas como ella, que cumplen su misión en la vida, nos dejan una obra maravillosa con la que contamos ahora. Vivió 94 años con grandes frutos'.

El vehículo que traslada el cuerpo de la pintora y escultora fallecida la víspera de neumonía llegará minutos antes de las 14:00 horas al camposanto, donde la artista de origen británico y nacionalizada mexicana, será sepultada en absoluta intimidad, conforme a lo dispuesto por ella y cumplido por sus familiares”.

De haber leído el texto, Doña Leonora hubiera soltado la carcajada, pues, una cosa es que se acumulen 94 años y otra que se recurra a las palabras de un ¡arqueólogo! autentificar la magnitud de la perdida.

Los DODOS, inverosímiles en esencia, desplegamos nuestras alas en honor una SEÑORA insustituible.

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