POR.- EL OGRO
No ganamos para vergüenzas. Después de la captura de un presunto asesino serial de mujeres, por esas extrañas razones que sólo se comprenden en el funcionamiento corrupto de la policía, el delincuente escapa y pone en ridículo absoluto la presunción de las Procuradurías del Estado de México y del Distrito Federal.
Con todos sus elementos al alcance, la Policía Ministerial del Estado de México trabaja para ubicar y recapturar a César Armando Librado Legorreta, "El Coqueto", quien fue señalado por la Procuraduría mexiquense como el responsable de por lo menos 8 violaciones y 7 asesinatos contra mujeres en el Estado de México y el Distrito Federal, que se fugara la madrugada del domingo 26 de febrero de 2012 de las instalaciones de la Subprocuraduría de Justicia de Tlalnepantla, donde ya estaba en calidad de detenido y supuestamente era custodiado por elementos de la Policía Ministerial.
"El Coqueto" se fugó del segundo piso de uno de los edificios de la Subprocuraduría, donde era custodiado por tres agentes de la Policía Ministerial, quienes al percatarse de que dicho sujeto había escapado, también se dieron a la fuga para evitar cualquier tipo de problema legal e incluso la cárcel.
En la versión de las autoridades, luego de un amplio trabajo de investigación e inteligencia, "El Coqueto", calificado como "un asesino serial sumamente peligroso", finalmente fue detenido en días pasados por elementos de la Policía Ministerial cuando se refugiaba en su domicilio, ubicado en calles de la Colonia Izcalli del Valle, Tultitlán.
Como resultado de las primeras investigaciones y por los testimonios que dio el mismo delincuente, se logró establecer que estaba relacionado con los asesinatos y violaciones de por lo menos 8 mujeres, en el Estado de México y el Distrito Federal, por lo que se decidió solicitar a un juez una medida cautelar para mantenerlo retenido en una oficina y no en una cárcel, a fin de interrogarlo minuciosamente y establecer a cuántas mujeres había violado y asesinado, además de esperar a que llegara la orden de aprehensión en su contra y recluirlo en el Penal de Barrientos.
Sin embargo, en un “descuido” de los tres policías ministeriales que lo custodiaban, el delincuente puso pies en polvorosa.
De esos tres ministeriales se logró la captura de uno de ellos, de nombre Luis Alberto Sánchez.
El presunto violador se encontraba bajo custodia y no en prisión debido a que el juez de control que conoció de este caso otorgó medidas cautelares, pero no la orden de aprehensión para esta persona, lo que habría provocado en conjunto con la ineficacia de los elementos ministeriales, la fuga.
"El Coqueto" fue capturado dentro de su mismo domicilio, ubicado en calles de la Colonia Izcalli del Valle, en el municipio de Tultitlán. Por su media filiación y por los tatuajes que presentaba en varias partes de su cuerpo se supo que era el responsable de varias violaciones y homicidios cometidos contra mujeres en distintos puntos del Estado de México.
El buscado delincuente fue trasladado en medio de un fuerte dispositivo de seguridad a las instalaciones de la Subprocuraduría de Justicia de Tlalnepantla, donde al ser sometido a un riguroso interrogatorio, sorpresivamente confesó que era el responsable de las violaciones y asesinatos de dos jóvenes mujeres, cuyos cadáveres aparecieron abandonados en un mina de arena, a un costado de la carretera que va a Lago de Guadalupe.
”El Coqueto” confesó que no solamente había violado y asesinado a esas dos mujeres, sino que a varias otras, tanto en el Estado de México como el Distrito Federal.
Dentro de los interrogatorios a que fue sometido "El Coqueto", este confesó haber violado y asesinado a por lo menos 8 mujeres, 7 de ellas en el Estado de México, entre las que figuraban las de Lago de Guadalupe y una más en el DF, contra una jovencita que fue encontrada sobre la Avenida Paseo de la Reforma muy cerca del Auditorio Nacional.
El cínico delincuente dijo que para cometer sus fechorías aprovechaba su condición de microbusero; cuando alguna mujer subía a la unidad y era de su agrado, la envolvía, le hacía plática, se mostraba sumamente caballeroso, le daba confianza y llegaba hasta el punto de ofrecerse para llevarlas a sus casas.
Cuando sus víctimas "pescaban el anzuelo", agregó, circulaba por varias calles y al encontrar el lugar idóneo se paraba en su microbús, las golpeaba y posteriormente violaba cuantas veces quería, después las estrangulaba y arrojaba desde el microbús en marcha para evita que lo denunciara.
No obstante, el carácter fuerte de la confesión, los policías responsables actuaron con una monumental negligencia y, simplemente, lo dejaron ir.
Nos consta que cuando la policía se pone en sus trece no existe manera de que liberen a un sospechoso. Sin embargo, vaya usted a saber, en esta ocasión de una manera casi imbécil, esa lacra social salió de la detención como Pedro por su casa, poniendo por enésima ocasión la ineficiencia de la ley en todo lo alto.
Esperemos otras tarugadas en este caso.
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