POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Marchas, grillas y demás lacras inherentes, la educación pública en México, salvo en contadísimos y honrosos casos, está para el perro o en manos de la maestra, que es lo mismo.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es uno de los países que destina mayor proporción de su gasto público a la educación.
Mientras en promedio los 34 países miembros del organismo erogan 13.4 por ciento del gasto público a la educación, en México se canalizan recursos equivalentes a 23 por ciento.
Sin embargo, del total del gasto público 93 por ciento se utiliza para cubrir los sueldos de los maestros y el personal administrativo.
En matemática pura, solo 7% del presupuesto va en firme al objetivo medular de la institución que es precisamente educar.
El grueso del dinero sirve (¿y cuándo no?) para untar manos, comprar credos y mantener una burocracia inútil.
Sin embargo, los billetes nunca son suficientes y periódicamente las “fuerzas vivas” de esa abominación llamada magisterio protestan en contra de lo que en teoría dicen defender: cualquier instrumento que fomente la calidad educativa.
Los “mentores de madre” se resisten a perder la bestialidad y destruyen el progreso (si eso es posible con la mentalidad “política” del sistema vigente).
El periódico MILENIO dio a conocer una investigación aterradora al respecto de la generosidad de los recursos federales para el renglón. Lea y maldiga lo que desee.
En los últimos cinco años la nómina de prestaciones para la Secretaría de Educación Pública se duplicó al pasar de 6 mil 600 millones de pesos a 12 mil 320 millones de pesos, según revelaron datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
De acuerdo con el último informe de finanzas públicas de la SHCP de 2011, los mayores beneficios por prestaciones lo tuvieron los trabajadores del sector central de la SEP, pues de los 12 mil 320 millones de pesos, les correspondieron 5 mil 671 millones, es decir, 46 por ciento del total.
Los trabajadores beneficiados son jefes de unidad, directores generales, de área, subdirectores, secretarias, directores de primaria, profesores de los distintos niveles escolares, pedagogos y personal administrativo en general.
La mayor tajada del pastel se dio incluso cuando la plantilla de trabajadores del sector central de la dependencia fue inferior en 2011 respecto a 2007.
Cinco años antes el sector central sumaba una plantilla de 93 mil 842 trabajadores y recibieron por prestaciones 2 mil 775 millones de pesos; para 2011 el número de empleados se redujo a 89 mil 413 personas, pero sus apoyos crecieron a 5 mil 671 millones de pesos.
La otra gran rebanada se la llevaron las 28 entidades de la SEP, donde están incorporados centros de enseñanza, colegios, institutos de educación y universidades, principalmente. En conjunto se llevaron de prestaciones 4 mil 716 millones de pesos al cierre de 2011, es decir, 38 por ciento del total.
Entre las anteriores se incluye a la UNAM, UAM, Fondo de Cultura Económica, Colegio de México, Colegio de Bachilleres, Instituto Mexicano de la Radio e Instituto Mexicano de Cinematografía.
El pedazo más pequeño del pastel fue para los nueve órganos administrativos desconcentrados que tiene la dependencia, a los que les tocaron mil 933 millones de pesos, un equivalente a 16 por ciento del total.
Esos órganos son: el INAH, INBA, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, Instituto Nacional del Derecho de Autor, IPN, Radio Educación, CONACULTA, Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte y la Universidad Pedagógica Nacional.
Las prestaciones que recibieron los trabajadores de la SEP se dividen en remuneraciones ordinarias, que van desde apoyos por seguridad social y prestaciones de ley, y las extraordinarias, a través de las cuales se les premia con estímulos, horas extra y pagos por finiquitos y liquidaciones.
Entre algunos de los beneficios que obtienen los empleados de la dependencia por remuneraciones ordinarias están los aguinaldos, seguros de gastos médicos mayores, ayuda para uniformes y útiles escolares, becas educativas, compensación por vida cara, primas vacacionales y dominicales.
Mientras que en las extraordinarias reciben apoyos por su desempeño y productividad, por eficiencia, puntualidad, al empleado del mes, por servicios de horas extras, gratificación por renuncia e incapacidad permanente.
“Aunque la educación es una actividad intensiva en capital humano, la inversión en escuelas y tecnologías para el aprendizaje también es indispensable”, resaltó un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Otro aspecto que criticó el instituto fue el caso de la nómina magisterial, pues consideró que es paradigmático, ya que su contabilización cambia de un estado a otro.
De acuerdo con el último Censo de Población y Vivienda en México, por parte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el personal docente de preescolar, primaria, primaria indígena, secundaria, profesional técnico, de bachillerato, en centros de desarrollo infantil, en formación para el trabajo y de educación especial alcanza la cifra de un millón 530 mil 481 personas.
Por otra parte, y dado que el grado promedio de escolaridad de la población de 15 años y más es de 8.6 años en México, algunos organismos buscan apoyar al país para mejorar su calidad de educación, principalmente la media superior.
Fue el caso del Banco Mundial, que anunció un préstamo por 300 millones de dólares para flexibilizar el sistema y aumentar los incentivos de los estudiantes al graduarse.
Y es que en México hay poco más de 12 millones de personas con más de 18 años con nivel profesional y sólo 897 mil 587 con posgrado.
“Reconocemos el compromiso de México para mejorar la cobertura y calidad de la educación media superior. Está comprobado que una mejor calidad educativa conlleva una mayor productividad y ésta a su vez genera un mayor crecimiento económico”, afirmó la directora del Banco Mundial para México y Colombia, Gloria Grandolini.
Los estudiantes en México entran en promedio a la edad de 15 años a la educación media superior, luego de nueve años de educación primaria y secundaria. Aproximadamente 80 por ciento de ellos tiene entre 15 y 17 años. El sistema absorbe a 4.05 millones de estudiantes en este nivel, equivalente a 12 por ciento de todo el sistema de educación del país, quienes serán beneficiados con el programa. Sólo 60 por ciento se gradúa.
La SEP es la responsable del uso del préstamo a una tasa variable y con un plazo a pagar de 11 años.
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