POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
La lectura obvia es el antisemitismo y la reacción violenta de los agrupaciones ultras del fundamentalismo vario pinto que aprisiona al mundo. Sin embargo, detrás de los hechos pueden ocultarse otras razones menos “lógicas”, por lo que, de momento, sólo hay que ceñirse a los hechos.
El lunes 19 de marzo de 2012, tres infantes y un adulto murieron balaceados en una escuela judía de Toulouse, al sur de Francia. Los asesinatos se suman a otros dos ocurridos en la misma región con el mismo modus operandi.
El atentado tuvo lugar poco después de las 08:00 (local) cuando los niños estaban llegando a la escuela secundaria Ozar Hatorah, ubicada en la calle Jules Dalou. Tras arribar al lugar en motocicleta, el atacante bajó frente a la escuela sin quitarse el casco y comenzó a disparar contra los niños y padres reunidos en la puerta del edificio. Luego ingresó a la institución y continuó disparando con una segunda arma, antes de desaparecer en su motocicleta.
“Disparó contra todo lo que tenía delante, ya fueran padres o niños”, dijo el fiscal de Toulouse Michel Valet, en declaraciones a la prensa.
Un profesor de religión, de 30 años, y sus dos hijas, de 6 y 3 años, murieron como consecuencia de los disparos. A ellos se sumó una niña de ocho años, hija del director de la escuela, quien murió en brazos de su padre. Además, un joven de 17 años fue traslado al hospital en estado crítico.
En estado de pánico, los profesores resguardaron a los niños en los salones de clase mientras la policía, los parientes y las ambulancias se dirigían con urgencia a la escena del hecho.
Al conocerse la tragedia, cientos de oficiales reforzaron la seguridad en escuelas y sinagogas de todo el país y el presidente Nicolas Sarkozy indicó que 14 unidades de la policía antimotines “protegerán la región mientras este criminal” permanezca prófugo.
El principal rabino de Francia, Giles Bernheim, se mostró “horrorizado”, mientras el presidente de la Unión de Estudiantes Judíos en Francia, Jonathan Hayoun, calificó el hecho como “claramente antisemita”.
Sarkozy activó de inmediato el plan antiterrorismo Vigipirate en la región afectada y viajó al lugar para atender lo que catalogó como una “tragedia nacional”. “No se trata solamente de sus hijos. Son nuestros hijos”, afirmó, al expresar sus condolencias a los familiares de las víctimas. Sarkozy ordenó un minuto de silencio en todas las escuelas del país.
“No puedo aceptar que alguien masacre niños en una escuela judía, esto es una tragedia”, dijo a la televisión local. Luego, en Toulouse, añadió: “El odio, la crueldad no pueden ganar”.
El ministro del Interior, Claude Gueant, y el candidato presidencial socialista, Francois Hollande, coincidieron en que se trató de un acto antisemita. La agresión a la escuela es uno de los ataques más sangrientos contra una instalación judía en tres décadas, cuando un comando mató a seis personas en un restaurante del barrio judío de París.
“Es demasiado pronto para decir cuál es el fondo preciso de este acto de asesinato, pero pienso que no podemos descartar que hubiera un fuerte componente de antisemitismo”, calificó en un comunicado el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en reacción al ataque.
“México reafirma su repudio a todo acto de violencia y manifestación de odio racial o religioso”, indicó por su parte un comunicado de la Cancillería mexicana.
Las autoridades galas vincularon el ataque con otros dos que tuvieron lugar la semana pasada contra soldados en Toulouse y la vecina localidad de Montauban.
El 12 de marzo, un atacante, que también se desplazaba en una motocicleta scooter, mató a tiros a un soldado en Toulouse. Cuatro días después, un hombre en una scooter utilizó la misma pistola automática usada contra los estudiantes para abrir fuego a tres soldados en una calle cercana a la base militar de Montauban, a unos 50 kilómetros de Toulouse. Dos de los soldados murieron y el tercero quedó seriamente herido.
Los medios hablaban de motivos no sólo antisemitas, sino contra las minorías: los paracaidistas atacados la semana pasada eran de origen norteafricano y francocaribeño.
Los exámenes forenses han determinado que las balas usadas en los dos atentados previos procedían de la misma arma. Sarkozy admitió que los casquillos encontrados en la escuela son de calibre 11.43, como los del ataque contra los soldados. Además, según medios franceses, el autor utilizó la misma motocicleta en su huida, robada poco antes del primer ataque en Toulouse.
El perfil del atacante coincide con el de un asesino que planea metódicamente sus actos, no deja huellas tras de sí y actúa en plena luz del día en espacios públicos.
La policía de Nueva York (NYPD) reforzó la seguridad en sinagogas y otras instituciones judías de la ciudad, en respuesta al incidente en Toulouse y de “eventos en el exterior” no especificados, informó Paul Browne, vocero de la NYPD.
Sea un asesinato solitario o parte de un brazo armada de alguna organización terrorista, el asesino de Toulouse trajo, en un ambiente electoral, el fantasma del antisemitismo precisamente cuando la tendencia política radical ha ganado espacios en el espectro político de la Unión Europea.
Discretamente, las filiales de la derecha y el extremismo religioso en Francia mantuvieron una prudente distancia de la tragedia y no hicieron mayores declaraciones.
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