lunes, 19 de marzo de 2012

ASUNTOS EXTRANJEROS: JAPÓN, UN AÑO DESPUÉS

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

El 11 de marzo de 2011, un devastador terremoto de 9 grados Richter sacudió el noreste de Japón y provocó un tsunami de hasta 40 metros de altura en localidades como Rikuzentakata, en la provincia de Iwate, una de las más arrasadas.

En Fukushima, olas de hasta 15 metros golpearon la central de Daiichi y paralizaron su sistema de refrigeración, lo que desencadenó un accidente nuclear que, hasta hoy, mantiene evacuadas a 80 mil personas en un radio de 20 kilómetros en torno a la planta y otras tantas de zonas más alejadas.

El desastre natural y la tragedia humana ocurridas en el archipiélago japonés repercutieron en la economía y las finanzas del planeta. Durante semanas, el mundo asistió a una lección de heroísmo popular comparable sólo con las secuelas de las explosiones nucleares en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, que acabaron en 1945 con la Segunda Guerra Mundial.

Pueblo único en la tierra, el japonés asumió el costo de las catástrofes de una manera asombrosa, plaga de orden, desprendimiento y sentido común.

Al cumplirse un año del tsunami, Japón enteró se paralizó para conmemorar con un minuto de silencio a las víctimas del terremoto y el devastador maremoto que arrasaron el noreste del país y causaron más de 19 mil muertos o desaparecidos y la peor crisis nuclear de los últimos 25 años.

A las 14:46 hora local (05:46 GMT), del 11 de marzo de 2012, millones de japoneses recordaron en silencio a los fallecidos por la tragedia múltiple, mientras en varios municipios costeros de la zona nororiental, aún en plena reconstrucción, las alarmas volvieron a sonar como homenaje un año después del desastre.

En Tokio el minuto de silencio marcó el comienzo de un memorial al que asiste el emperador, Akihito, el primer ministro, Yoshihiko Noda, y los miembros de su Gabinete.

En ciudades como Ishinomaki, en el devastado noreste nipón y donde murieron 3.735 residentes, los actos se celebraron en distintos puntos del municipio, incluido el puerto y un centro de convenciones donde se reunieron unas dos mil personas que rindieron homenaje a las víctimas del desastre.

Al minuto de silencio se unieron también trabajadores de TEPCO, operadora de la maltrecha planta de Fukushima Daiichi, mientras los homenajes se repitieron en el resto de esa provincia, donde la crisis nuclear obligó a dejar sus casas a 160 mil personas, la mitad de ellas en la zona de exclusión alrededor de la central.

Un año después, casi 335 mil personas permanecen en viviendas temporales, mientras continúan las labores de limpieza para retirar 6 millones de toneladas de escombros de los más de 22 millones que dejó el tsunami.

Hasta el momento, el Gobierno nipón ha aprobado cuatro presupuestos extraordinarios para la reconstrucción por un valor total de 20,6 billones de yenes (unos 190 mil millones de euros).
Sin embargo, en el ánimo de los ciudadanos persiste la duda que las instituciones políticas hayan hecho lo suficiente en esas jornadas negras.

Siguiendo la continuidad de la vida, los japoneses admiten que el tsunami cambió su vida para siempre y que faltan mucho todavía para el regreso a algo cercano a la normalidad.

La preocupación planetaria por los accidentes nucleares y la seguridad en que operan las centrales de este tipo de energía, estuvo presente en diferentes actos internacionales, en los que organizaciones no gubernamentales hicieron un llamado a las autoridades de sus países a valorar y aprender de la tragedia japonesa, tratando de que ese drama no vuelva a ocurrir jamás.

Desgraciadamente, los poderes nacionales tienen una agenda distinta.

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