POR.- EL DODO DE GUARDIA
La ambición y el sinvergüenza son universales. Como lo informó la agencia Prensa Asociada, el gobierno de Rumania tuvo la ocurrencia de imponer impuestos a nuevas "profesiones oficiales”, adivino, bruja, vidente y toda actividad similar.
La medida no respondió a ninguna revelación o nueva creencia, sino más bien a la necesidad de hacerle frente a la crisis financiera del país.
El anuncio fue publicado en boletín oficial del Poder Ejecutivo, que especifica que estos "nuevos oficios" son incluidos dentro de la categoría de "servicios personales", junto a los profesores de autoescuela, embalsamadores o criados.
De este modo, el gobierno busca que estas personas aporten a la economía pagando impuestos por los ingresos que obtienen con sus actividades.
La reacción de los “nuevos profesionales” no se hizo esperar, brujas furiosas usaron excremento de gatos y perros muertos para echar maldiciones sobre el presidente y el gobierno, que les obligan a pagar impuestos.
Por si las dudas, el presidente Traian Basescu y sus asesores, en un país donde los supersticiosos son la mayoría, visten de púrpura cada jueves para ahuyentar a los demonios.
Hechiceras de las regiones orientales y occidentales de Rumania, descendieron a las llanuras centrales y al río Danubio para amenazar al gobierno con conjuros y males, sin faltar el llenar las aguas de mandrágora, a modo de que el chamuco no se olvide de las peticiones.
"La ley es necia ¿Qué impuesto quieren cobrar, si ganamos tan poco?", argumentaron los afectados y reviraron con la acusación idónea en estos casos "Los legisladores no se miran a sí mismos, cuánto ganan, sus tretas. Roban y nos piden que echemos conjuros sobre sus enemigos".
Sin embargo, el impuesto a la brujería entró en vigencia y como cualquier persona que trabaja por cuenta propia, cada bruja pagará un impuesto a los ingresos del 16% y hará aportes a los sistemas de salud y jubilación.
Lo mismo sucederá con los astrólogos, embalsamadores, valets e instructores de manejo de vehículos, aunque posiblemente será difícil aplicar la ley, ya que los pagos son en efectivo y en sumas relativamente bajas, de 20 a 30 lei (siete a 10 dólares) por consulta.
Esperando que efectivamente, los demonios no pelen a las hechiceras, el gobierno rumano abrió la caja de Pandora y no faltará alguna otra administración en la Tierra que, con tal de allegarse unos miles, le ponga un cuatro al diablo, moviéndolo a cubrir su importe como marca registrada y generador de todas las adversidades.
Los Dodos, que somos prudentes con lo desconocido y no maldecimos, sólo a los que se merecen, aplaudimos la resistencia brujeril, pues, no se vale que también las ilusiones se tasen y engruesen las cuentas de los políticos, que siendo entidades nefastas no pagan ni las maldiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario