APUNTES: LA CERTEZA DE LA ¡INSEGURIDAD!

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Que conste, los Dodos no tuvimos nada que ver en este asunto, la fuente es el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, entidad gubernamental desechada en varios círculos de investigación por los aspectos metodológicos y los resultados que arrojan.

Planteada la aclaración, anotamos que en la Encuesta Continua sobre la Percepción de la Seguridad Pública (Ecosep), la cual se realiza cada mes entrevistando a mayores de 18 años en 2 mil 336 viviendas de 32 ciudades, la percepción de inseguridad de la población creció 5.9% en diciembre con respecto a un año antes al pasar de 96.2 puntos a 90.5 puntos, y el Índice de Percepción sobre la Seguridad Pública disminuyó 1.3% el mes pasado, al ubicarse en 96.2 puntos, respecto de los 97.4 puntos del mismo mes de 2009.

Asumiendo con objetividad la lectura de los supuesto datos duros proporcionados por el INEGI, se desprende una verdad incuestionable, a excepción de la negación enfermiza gubernamental, sobre la eficacia del Estado y la capacidad de garantizar seguridad a la población.

Después del reconocimiento presidencial obvio que 2010 fue un año de violencia extrema, el “daño colateral” en la percepción pública, en cuanto a la eficacia de las instituciones para velar la integridad de los ciudadanos, es una reacción lógica, predecible y negativa a una administración extraña de la ley.

Las conclusiones de la encuesta colocaron el componente general de seguridad en 90.5 puntos, 5.9% menos que en diciembre de 2009, y el indicador general en cuanto a la expectativa de la seguridad pública a futuro se colocó en 97 puntos (-0.3 puntos respecto a diciembre de 2009), lo que indica un margen de desconfianza a futuro de parte de los entrevistados.

En cuanto al grado de confianza que se tiene para caminar solo en su barrio por la tarde, en términos generales se colocó en 96.2 puntos, una décima sobre el nivel que había en diciembre de 2009. Como se trató de una pregunta engañosa, la respuesta está determinada por la concepción que la muestra posee de un “barrio”. No obstante, es congruente en la caída de los números.

Dejando a un lado el trasfondo político del acto, la presentación del acuerdo de cooperación entre el INEGI y la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC), que prevé crear en Aguascalientes un Centro de Excelencia de Información sobre Seguridad, Victimización y Justicia, las conclusiones vienen a justificar plenamente el llamado de diferentes actores sociales para encontrar otros caminos que reduzcan la expansión de la delincuencia.

Paulatinamente, el argumento de una legalización de las drogas, sumado a una efectiva estrategia contra las adicciones, va adquiriendo fuerza.

La masacre ocurrida recientemente en el puerto de Acapulco, Guerrero, y la imparable contabilidad diaria de víctimas a lo largo y ancho del territorio mexicano, exponen la vulnerabilidad de la estrategia violenta del gobierno federal y el enorme sacrificio que la gente común resiente en nombre de una problemática, que originalmente no les pegaba de lleno.

De qué sirve que el titular de INEGI, Eduardo Sojo, y el representante en México de la UNODC, Antonio Mazzitelli, prometan que el Centro de Excelencia de Información sobre Seguridad, Victimización y Justicia pondrá al país en los primeros lugares sobre levantamiento y análisis en la materia, que podrá ser consultada por autoridades, académicos y particulares en el ámbito nacional, regional e internacional.

La información es poder, pero requiere de un manejo inteligente; elemento que el calderonismo por instinto rechaza.