POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Como debe ser una visita a un vecino incómodo, la Secretaria de Estado, Hillary Clinton despachó en cortó la estancia relámpago que hizo a México para aclarar la postura estadounidense con respecto a la inestabilidad que se vive en el país a causa del narcotráfico y la estrategia represora de Felipe Calderón.
“Independiente al partido que gane la Presidencia de la República en 2012, la cooperación bilateral en términos de seguridad debe continuar. Mi gobierno tiene una fuerte relación con el de Felipe Calderón, porque realmente apoyamos lo que está haciendo al combatir al narcotráfico Creemos que esa debe ser la meta de cualquier gobierno sin importar el partido político.
Puede haber distintas medidas y tácticas, pero ésa debería ser la meta de cualquier gobierno, la seguridad de sus ciudadanos. No me puedo imaginar a nadie en una posición de liderazgo que no tenga esto como una meta”, expresó la funcionaria en entrevista para CNN México.
Al reunirse con la canciller Patricia Espinosa Cantellano, misses Clinton dijo que la administración calderonista no tiene otra alternativa que seguir la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, a pesar de los costos y la violencia, pues “los narcos no van a entregarse sin una terrible lucha”. Anunció que Estados Unidos mantendrá su apoyo como parte de la Iniciativa Mérida, que este año se traducirá en la entrega de 500 millones de dólares.
En buen español, los Estados Unidos ponen unos billetes y México que se haga bolas. Total, o se apacigua o lo apaciguan.
Ante las críticas de organizaciones como Human Rights Watch por las violaciones a derechos humanos cometidas por el Ejército en esta lucha, la número dos de Washington, se pronunció a favor de que los militares sean juzgados en tribunales civiles cuando incurren en estos delitos, pero al mismo tiempo reconoció la labor de las Fuerzas Armadas.
“Existen exigencias legislativas para que se cumplan los derechos humanos y sabemos que el gobierno de México también está progresando en este campo”, por lo que instó a que en el país se apruebe la reforma propuesta por Calderón para reformar el Código de Justicia Militar.
“Tenemos que asegurarnos que cualquier violador de derechos humanos, así sea dentro de las Fuerzas Armadas, sea juzgado en una corte civil. Sabemos que esto se trabaja en el sistema judicial y estamos dispuestos ayudar”.
Repitiendo un parlamento, propio para cualquier situación parecida, Hillary insistió en el espíritu de cooperación bilateral en materia de seguridad binacional contra el crimen organizado trasnacional, la principal amenaza común. Asimismo abordó las leyes antimigrantes, el desarrollo de la infraestructura fronteriza, comercio y cambio climático, sin delatar ninguna promesa complicada.
En hora y media de reunión, las conclusiones fueron semejantes a otras reuniones que hacen sudar a la burocracia emplumada y, que a la larga, son letras muertas.
Tocando el peliagudo “detalle” del libre comercio de armas en los Estados Unidos, Clinton aventó un común se hará lo necesario.
“Esto es muy difícil y lo que el presidente Calderón ha hecho es absolutamente necesario; si fuera algo fácil ya se hubiera hecho y lleva toda clase de costos consigo, pero no hay alternativa (…) es una dedicación que nosotros apoyamos y también veo que los esfuerzos tan exitosos por parte de las Fuerzas Armadas mexicanas merecen apoyo”.
“Soy admiradora del presidente Calderón, y aplaudo lo que hace, sé lo difícil que es, lo que él hace no puede ser universalmente popular, causa cosas terribles en los titulares.
Calderón está cumpliendo con su plan, es importante seguir y no detenerse ante los que tratan de intimidar y que ganan enormes cantidades de recursos con las drogas o reclutan a jóvenes, es algo que no puede permitirse.
Cuando se ven las decapitaciones o estas barbaridades son para intimidar a la población y para que diga que nos van a dejar solos, se ha tenido que actuar, por eso el presidente Calderón ha tenido que atacar a los narcotraficantes para poder lidiar con esta amenaza; ha hecho lo que un líder tiene que hacer”.
Por supuesto que si esta situación ocurriera en los Estados Unidos, las loas de Clinton a Calderón no existirían. No obstante, ya metidos en la danza de los apaches, la funcionaria aprobó la ola de desgracias que los mexicanos estamos padeciendo, precisamente, para evitarle al vecino norte, allende de nuestras fronteras, el desgarriate enloquecido.
Después de platicar con Calderón, sermón aparte, Hillary repitió lo vertido en las horas previas, se despidió y abandonó tierras hostiles, esperando que los dólares sean bien invertidos y que los muertos no apesten hasta la Casa Blanca.
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