lunes, 17 de enero de 2011

ASUNTOS EXTRANJEROS: TÚNEZ AL FUEGO

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Como siempre, a la hora de loa trancazos los responsables se ponen las de Villadiego y amanecen lejos de la desgracia que perpetraron.

Una ola de ira popular en las calles por la represión policial y la pobreza acabaron con los 23 años en el poder del presidente de Túnez, Zine al-Abidine Ben Alí, enviando un escalofrío a los impopulares gobiernos autoritarios árabes, que se han caracterizado precisamente por la explotación suprema de los súbditos y la magnificencia grosera de las fortunas.

Ben Alí dejó el poder y abandonó el país junto con varios miembros de su familia política, especialmente odiada por los tunecinos y llegó de madrugada a Yiddah, en Arabia Saudita, según dijeron medios locales. “Dimos la bienvenida a su excelencia Ben Alí y su familia al reino”, señaló poco después el gobierno saudita en un comunicado.

Después de que los disturbios se extendieran desde ciudades provinciales a la capital, causando decenas de muertos —70, según organismos defensores de los derechos humanos—, el gobierno declaró el estado de excepción e impuso un toque de queda desde el anochecer hasta el amanecer.

Ni siquiera las promesas de democratización y apertura realizadas por Ben Alí en los últimos días, ni su anuncio del jueves pasado de que no contendería en las elecciones de 2014, ni el del viernes mismo que disolvía al gobierno y convocaba a elecciones legislativas anticipadas, sirvieron para aplacar la cólera de sus compatriotas.

La violencia y el rápido giro de los acontecimientos se sintieron en todo el mundo árabe. “La caída de Ben Alí marca el primer colapso de un régimen autocrático por el levantamiento popular en el mundo árabe”, dijo la consultora estadounidense de riesgo político Stratfor. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, encabezó los llamamientos internacionales a la calma y pidió que el pueblo de Túnez pueda elegir libremente a sus líderes.

Los disturbios se desataron en diciembre pasado, cuando la policía impidió a un graduado universitario desempleado vender fruta sin licencia y éste se inmoló, muriendo poco después debido a las quemaduras. Esto, unido al descontento popular a consecuencia de la subida de los precios de artículos de primera necesidad, el fuerte aumento del desempleo, la corrupción y la ausencia de libertad de expresión, desencadenó las protestas que finalmente terminaron por sacar del poder a Ben Alí.

La rebelión prendió en la hojarasca lanzando al país a una reacción dura de resistencia que se tradujo en el habitual saldo rojo, el saqueo y la pacificación por la fuerza.

En 24 horas el poder cambió dos veces de manos en el país norafricano. El primer ministro Mohamed Ghannouchi se había hecho cargo del poder cuando cabía la posibilidad de que el presidente regresara. Pero el sábado el titular de la Corte Constitucional, Fethi Abdennadher, dijo que Ben Alí dejó el poder para siempre.
Mebazaa tiene dos meses para organizar elecciones. No está claro quiénes podrían presentarse, tras 23 años de un gobierno autoritario en que los favoritos de Ben Alí ocupaban los puestos de poder y los opositores iban a la cárcel o al exilio.

El nuevo presidente, el líder del parlamento Fouad Mebazaa, hasta ahora líder de la cámara baja del parlamento, pareció buscar una reconciliación nacional con su primera medida tras prestar juramento. Aseguró que le pidió al primer ministro que formara un ''gobierno de unidad nacional acorde con los intereses'' del país.

Mebazaa agregó en su primer discurso por televisión que todos los partidos políticos serían consultados, ''sin excepciones ni exclusiones''.

Nadie imaginaba en 1987, cuando tras dar un golpe de Estado contra Habib Burguiba, Ben Alí, un militar de origen modesto, asumió la presidencia, que ésta terminaría así. Bajo su liderazgo, Túnez alcanzó un crecimiento anual de 5%, el más alto de la región, pero en 2009 cayó al 3.1% y el desempleo se disparó. Los tunecinos estaban furiosos con la corrupción y el nepotismo del gobierno. La esposa de Ben Alí, Leila Trabelsi, “La Regenta”, como la llaman, es particularmente odiada, y considerada como el verdadero poder.

El levantamiento popular tunecino complica el escenario del mundo árabe no acostumbrado a estos sobresaltos, debido al férreo control ideológico y material ejercido dentro de la turba. No obstante, y aquí habría que pensar en TODOS los países subdesarrollados en similares condiciones, el pueblo terminó cansado y no pensó en otra cosa que no fuera ajustar cuentas a la casta dirigente.

Las imágenes de la sublevación dan la vuelta al mundo y guiñan a otros desposeídos que andan con el susto en el cuerpo; no vaya siendo que por estos lares también se cuezan las habas, y los mexicanos respondamos al grito de guerra.

Un violento despertar a la semana laboral.

1 comentario:

Emir el CUYO dijo...

¿Cuánto falata para que los mexicanos estemos dispuestos a sacrificar a algunos pocos por el bienestar de muchos?, ¿cuánto falta para que la sociedad media-baja se cuiden y vayan juntas a alguna protesta?