viernes, 28 de enero de 2011

ASUNTOS EXTRANJEROS: EVO Y EL RETRO

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Metido en la negación de la Historia, Evo Morales, presidente de Bolivia, celebró un año de gobierno, proclamando la “muerte del Estado colonial” y prometiendo profundizar los cambios políticos y económicos, de línea indigenista y socialista, con un optimismo que pareció ignorar sus duros tropiezos de los meses recientes.

Repitiendo los esquemas demagógicos de Fidel Castro, Hugo Chávez y otros “clowns” del verbo enredado, el gobernante del “Estado Plurinacional” hizo un repaso de sus logros políticos y económicos, destacando la nacionalización petrolera.

Morales dijo que el crecimiento y superávit sostenidos en los cinco últimos años, así como su popular política de bonos sociales, eran producto de la nacionalización de la industria que exporta gas a Argentina y Brasil, el principal negocio del país.

El mandatario, afianzado en la perpetuidad del poder, resumió que era presidente de “un Estado centralista que se va y un Estado con autonomía que llega”, en alusión a su primera gestión del 2006-2009 y la que inició hace un año.

Evo expresó su deseo de que su país “recupere pronto” la región chilena de Atacama. Morales aludió al tema al hacer referencia a las reservas de litio de Bolivia, que cuantificó en 100 millones de toneladas, y comparándolas con las de Atacama que posee 30 millones.

Bolivia y Chile mantienen una controversia centenaria por el reclamo boliviano de una restitución de una salida soberana al Pacífico, que perdió en una guerra del siglo XIX. Por la falta de solución a este problema, ambos países no tienen relaciones diplomáticas en el ámbito de embajadores desde 1962, salvo un paréntesis entre 1975 y 1978; referencia que vislumbra una negativa chilena al respecto.

Al iniciar su sexto año en el poder, el presidente boliviano prepara cambios en la estructura de su gabinete y las gestiones de control.

Por ende, la renuncia de todos los ministros de Evo Morales y la supuesta liberación para escoger a sus colaboradores suena a un recurso barato de unidad institucional, como una salida a la animadversión de amplios sectores sociales que no comparten una visión optimista del nacionalismo acartonado del “paladín” de los oprimidos.

En la carta de renuncia, los ex funcionarios complacieron al jefe en una transición de cierto pelo indescriptible: ''Al cumplirse el primer año del Estado Plurinacional queremos expresarle nuestro profundo agradecimiento por haberle acompañado y ponemos a su disposición los cargos que nos confió”.

No obstante, Morales inició hace un año su segundo mandato con una popularidad de 70% tras ganar los comicios con 64% de los votos, pero esta semana una encuesta reveló que el nivel de apoyo descendió al 36%, el más bajo desde que asumió el gobierno en 2006.

Morales marcó un hito hace un año cuando formó un gabinete integrado por hombres y mujeres en igual proporción. No se espera que haya grandes cambios y una mayoría de los colaboradores podría ser ratificado, pese a que varios sectores sociales reclaman un cambio de ministros. El mandatario se ha mostrado indiferente a las presiones.

En corto, Bolivia camina por la senda que le conviene al grupo gobernante y, en la práctica troglodita del ejercicio del poder de esta región del mundo, las protestas y la oposición se manejaran con la habitual arenga del retroceso y la traición a la Patria.

Piénsese que en estas jornadas de celebración, Evo no mencionó los grandes problemas nacionales como la crisis de carburantes o la escasez de productos, y remitió exclusivamente a la fantasía hueca del indigenismo, la reivindicación de los pobres y los tópicos repetitivos de la diferencia “latinoamericana”.

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