POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
En la peor parodia del priísmo dinosaurio, que ya es decir, a través de un mensaje ante 10 mil burócratas, gobernadores, ediles, legisladores federales y locales y seguidores, llamado “Encuentro ciudadano con motivo del cuarto año de gobierno”, Felipe Calderón resaltó los 10 años de gobiernos emanados del Partido Acción Nacional, “democráticos y humanistas”, frase que repitió en 10 ocasiones.
En el acto en el Auditorio Nacional clamó por renovar el ánimo para derrotar al pasado, con base en un cambio pacífico y sustentado en la fuerza de las ideas, los valores, los ciudadanos y de la democracia. Exactamente lo contrario que su administración ha hecho en cuatro años de ¿gobierno?
“Es hora –dijo- de renovar el ánimo para ver coronado con éxito el cambio que iniciamos. Es hora de seguir la larga marcha que nos ha sacado de ese México viejo y opresivo, que nunca, nunca debe volver”.
“Vamos por más, porque México no se merece quedar varado a la mitad del camino del cambio democrático que hemos emprendido y mucho menos la tragedia de regresar a lo antiguo, lo autoritario a lo irresponsable... eso significa pobreza, corrupción, y negación o simulación de la libertad y del derecho”.
De verdad, en Los Pinos deberían de renunciar a los redactores de los discursos presidenciales pues de estas citas textuales se desprenden varios puntos que pegan limpiamente, la de por sí afeada honradez del presidente.
¿Coronar con éxito?, ¿cuál área?, ¿qué? Si por donde se le mide, el panismo ha puesto a México al punto de quiebre en cualquiera de los indicadores internacionales de condiciones y calidad de vida.
¿Autoritarismo? ¿Las treinta mil muertes de la guerra contra el narcotráfico, que por cierto nadie votó, están pintadas o son notas de pie de página en el diario de la soberbia presidencial?
En cuanto a los fantasmas del subdesarrollo, el comparativo gráfico e informativo del rubro que desee mostrará el retroceso constante y la transición de la miseria a la posmiseria con el aval del Poder Ejecutivo.
Estupideces similares continuaron:
“El crimen encontró un campo fértil, en lo que era el corazón del viejo sistema. En la complicidad, en la impunidad, en la corrupción, en la opacidad”. Lo que no cuenta es que en las candidaturas y las gestiones de su colega Vicente Fox y la propia hubo mano negra de personajes siniestros ligados a las alcantarillas del viejo sistema y a las relucientes alianzas del nuevo.
“Vamos por más, no descansaremos hasta que los mexicanos recuperemos la paz y disfrutemos las calles de nuestros pueblos y ciudades y tengamos pleno respeto a lo que somos, nuestro patrimonio y a nuestras familias”.
Igualito que en los poblados norteños abandonados por los habitantes ante la ausencia de la ley y el dominio directo de la delincuencia. Igualito que el resto del país en que se sabe saliendo de casa y se ruega por el regreso sin levantones, fuegos cruzados, confusión y otros pretextos que han vuelto a los civiles las piezas a cobrar.
“No nos servimos del poder”. No, el poder les sirve al Presidente y a su mafia para vivir a expensas del pueblo, idear la continuación de su podredumbre burocrática y preparar el avión para el exilio. De eso sirve el poder.
“Hace 10 años México transitó, plena y pacíficamente, a la democracia. Y transitó con la fuerza del voto ciudadano; desmanteló la vieja estructura autoritaria que había estado vigente durante casi todo el siglo XX. Hace cuatro años, nosotros llegamos a la Presidencia de la República por la misma ruta: la ruta pacífica del voto”.
Juar, juar, juar, la ruta pacífica del voto robado, negociado y arrebatado por una maquinaria de Estado que ahora que cambia de dirección resulta ser mala y, por ende, responsable de que lo viejo no acabe de morir.
Señor Presidente tenga lo tamaños para prescindir de sus escoltas y salga a la calle a “disfrutar” del cúmulo de decisiones imbéciles que han moldeado la monstruosidad que ahora llamamos México. Sea hombre, carajo.
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