POR: SOFÍA MEJÍA
Diciembre, un mes en el que las familias y amigos se reúnen, en el que hay que disfrutar de una buena cena, llena de platillos deliciosos y lo que nunca debe faltar, mucha bebida, comenzando por refrescos (para los más pequeños, claro está), continuando con cerveza, tequila, ron, whiskey y demás bebidas embriagantes, o al menos esto es el “ideal” para una gran mayoría.
Sin embargo, la realidad es completamente distinta, si tomamos en cuenta para empezar, la tremenda crisis económica que padecemos no sólo en México, sino en distintas partes del mundo, lo que por obvias razones nos impide degustar de una costosa cena y de un gran festejo.
Por otra parte, hay que tomar en cuenta que hay muchas personas que se encuentran abandonadas, algunas de las cuales, su “familia” las ha dejado a su suerte en las calles, sin si quiera preocuparse por que tengan algo que comer o dónde dormir o si están enfermos y lo peor del caso es que los que más padecen este tipo de desamparo son los más vulnerables, como los niños o las personas de la tercera edad e incluso aquellos que tienen alguna discapacidad.
Entonces todos aquellos que se encuentran en una situación de abandono, ¿cómo pueden festejar una “Feliz Navidad y Próspero año Nuevo”, si a veces ni para un “taco de frijoles” tienen?, si duermen arrinconados en alguna calle tapados tan sólo con periódicos y cartones, además de estar inmersos en una profunda depresión al sentirse rechazados, solos.
Y qué decir de quienes se encuentran enfermos, atados a una cama de hospital al hallarse debatiéndose entre la vida y la muerte, ¿qué les puede importar la fecha tanto a ellos como a su familia y seres queridos?, así sea su cumpleaños, aniversario de bodas o el Bicentenario de la Independencia, lo único importante es mantenerse con vida y recuperarse. Si las demás personas están festejando, a ellos les da igual, es más, ni se enteran.
Pero los ya mencionados no son los únicos desafortunados, hay otros que se encuentran entre 3 paredes y una reja, algunos por haber cometido algún delito grave, otros por algo pequeño, y muchos inocentes, porque seamos realistas, en México están en la cárcel aquellos que no tienen recursos para pagar un buen abogado que no permita una injusticia o costear la fianza.
Esto no es todo, también están aquellos que precisamente en estas fechas ya sea por accidentes (provocados o no) o enfermedad, fallecen y en lugar de reír, cantar, bailar, convivir y beber, su familia no para de derramar lágrimas, de lamentar lo sucedido y desear que esa persona siguiera ahí, con vida, a su lado; pero no es posible, esas pérdidas son irremediables, es lo único que no se puede solucionar en esta vida, -la muerte-.
Así que, realmente son muy pocos los que verdaderamente pueden festejar y decir que disfrutan de una “Feliz Navidad”, sin que estén experimentando alguna sensación de tristeza o soledad, porque bien sabemos que en esta temporada aumenta el número de accidentes tanto automovilísticos, como caseros; provocados por exceso de alcohol y descuidos.
Y no trato de decir que estas fechas son una tragedia, sólo que no por vivir dicha temporada se detienen las desgracias, pero hay cuestiones que sí podemos cambiar, como la de responsabilizarnos de nuestros familiares, no permitiendo que estén en un albergue en donde sólo les dan una cama dónde dormir y comida para sobrevivir, porque les hace falta lo más importante, comprensión, compañía, cuidados, un abrazo, un beso y mucho amor, para así tener alegría por la vida y poder disfrutar de la misma; comencemos por esa parte y lo demás vendrá por sí solo.
La educación, los valores y el amor de la familia y amigos pueden cambiar mucho de lo malo que hoy padecemos, busquemos gozar todos y cada uno de los días, teniendo al final de cada uno, una “Noche Buena”, viendo siempre hacia un próspero Año Nuevo.
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