POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Para los que ejercemos la comunicación social es más que sabido que ninguna información se difunde si no hay alguien interesado en hacerlo.
Este asunto de WIKILEAKS ni es nuevo ni será el último escándalo informativo de la historia. Sólo prueba por un lado la ingenuidad de las masas en creer que están descubriendo la gran conspiración mundial y, por el otro, la vulnerabilidad de las cúpulas mundiales en eso de practicar el fuego amigo o la simple quemazón mediática.
De la información vertida por el sitio, honestamente es un conjunto de acontecimientos y formas de pensar sabidas, obvias e inherentes a cualquier administración civilizada.
Busque por donde busque, los datos son tibios, poco comprometedores y excesivamente sensacionalistas.
Para redondear el cuadro, los seguidores y alimentadores de WIKILEAKS, anónimos claro está, suben información sin que exista un filtro serio que le otorgue un mínimo de veracidad, lo que moldea de una falsa percepción democrática a los lectores, la percepción, quizás alterada, de un acontecimiento.
Antes de la Red, los periódicos y los semanarios serios cumplían un proceso de autentificar la noticia antes de lanzarla. Por ello, hasta en estos días de virtualidad, sus nombres son legendarios y referentes de una manera de hacer periodismo, hoy más que pisoteada.
En esos días, los periodistas y los reporteros estábamos obligados a dar la cara con nuestro nombre y apellido. Poco se editaba bajo el cobarde término de anónimo.
Anónimo es un sinónimo de falta de principios éticos. Así como responsabilizamos a las sociedades de aventar la piedra y esconder la mano. En el instante que emito una nota sin nombre estoy disminuyendo el efecto del contenido. No sólo importa lo que se dice, sino quién lo dice.
En El ÚLTIMO DE LOS DODOS creemos que la firma de los trabajos es una manera de aceptar los derechos y las obligaciones del ejercicio periodístico. Aun, detrás de seudónimos, está el compromiso de que, en un momento dado, le sea revelado al lector el responsable de unas líneas.
Aceptar que WIKILEAKS es un bastión de la verdad inquebrantable es infantil. Otra vez. Los que estamos en el ajo de la información reconocemos perfectamente el mecanismo de la “filtración” y el objetivo que persigue de beneficiar a unos en perjuicio de otros.
Sumemos interés, filtración y el anonimato a un sitio de credibilidad masiva, no tanto por la rigurosidad de las fuentes, sino por el manejo de los elementos, y tenemos exactamente el fantasma de la conspiración, del sometimiento de la gente común y todas esas leyendas del gusto de los críticos guay y progres.
No desechamos la pintoresca sensación de que la sociedad civil arrebató secretos al poder institucional. Fue emocionante, para algunos. Desgraciadamente las verdaderas decisiones que hacen temblar al orbe nunca se sabrán, a menos que alguno de la camarilla inmiscuida decida lo contrario.
A este paso hasta, la rebelión tendrá que pedir permiso.
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