POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Durante la primera década del tercer milenio, los dos gobiernos panistas pudieron capotear el desastre económico, principalmente, con el blindaje y el manejo conservador de los recursos heredado por el último régimen priísta de Ernesto Zedillo.
Diez años después el panorama no es nada agradable. La economía mexicana pasa por sus peores momentos, aunque se insista que en lo macro todo es miel sobre hojuelas, sacrificando lo micro en una tendencia inflacionaria imparable.
En 2011, año político clave para la permanencia o el cambio de casta dominante, las autoridades financieras de México decidieron adoptar un blindaje económico cercano a los 200 mil millones de dólares, debido a que existe un incremento en la vulnerabilidad económica mundial.
El gobierno de México solicitó formalmente al Fondo Monetario Internacional (FMI) la renovación anticipada de la Línea de Crédito Flexible (LCF) por dos años, la cual se ampliaría de 48 mil millones de dólares a 73 mil millones.
En la residencia oficial de Los Pinos, ante el presidente Felipe Calderón, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Khan; el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, y el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, se informó que la Comisión de Cambios acordó solicitar al FMI la renovación anticipada de la LCF y la ampliación del monto hasta 73 mil millones de dólares.
En su intervención, Agustín Carstens detalló que para el cierre de este año, las reservas internacionales del Banco de México estarán en un rango de los 115 mil millones de dólares.
“Con estos 73 mil millones de dólares, tendríamos una cantidad cercana a los 200 mil millones de dólares, para blindar a la economía mexicana de cualquier avatar que suceda en el exterior”, dijo Carstens.
Dominique Strauss-Kahn expuso que “persiste gran incertidumbre en el entorno mundial, y comparto la opinión de las autoridades [mexicanas] de que la mayor duración y el acceso más amplio que ofrece la línea de crédito reformada pueden desempeñar un papel importante en continuar respaldando la estrategia de México en materia de política económica y en mantener la confianza externa”.
En otras palabras, México recurre al endeudamiento para tapar la vulnerabilidad que ha suscitado el contexto mundial, sí, pero también la negligencia del poder institucional al no generar en dos lustros un genuino desarrollo económico, ajeno a los espejismos de la especulación bursátil.
Las grandes decisiones de Vicente Fox y Felipe Calderón, respectivamente, propiciaron el despilfarro del que ahora acusan a la oposición y cínicamente acusan de ladrona. Como si en sus periodos la corrupción jamás hubiera movido un dedo.
El incremento de la debilidad económica mundial ayuda a explicar un poco la fragilidad mexicana. Sin embargo, en cuanto a la política económica interna, centrada en estrategias tributarias mal dirigidas y poca movilidad de productividad real, los ciudadanos han perdido condiciones de vida que degradan las promesas de cualquier transición o régimen democrático serio.
Los analistas ubican los siguientes doce meses como de alto riesgo ante eventuales movimientos del mercado internacional y los vientos bélicos provenientes de Asia y Medio Oriente. No obstante, en datos duros, aun con los préstamos externos, México no está habilitado a superar eficazmente el desequilibrio íntimo que padece por el exceso de gastos inútiles y la supervivencia de grupos que regulan el modo de hacer gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario