miércoles, 9 de febrero de 2011

EDITORIAL: AFORES, AHORRO PARA NADA

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

En materia laboral, las leyes mexicanas son laxas. Los grandes patrones son inalcanzables y la multitud de trabajadores apenas se distingue.

Resintiendo vivir en la jungla productiva, los actores económicos pelean espacios a punta de garras. Sobrevivir es el credo máximo.

La rotación laboral y el abuso en la figura del outsourcing son factores que provocan que los trabajadores no cumplan con las mil 250 semanas cotizadas que exige la ley para acceder a una pensión mínima.

Mentalizados como auténticos benefactores de la patria, los empresarios que invierten en México encuentran un paraíso normativo en el que la balanza siempre les es propicia. Los empleados carecen de seguridades.

La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) reveló que de los 41 millones de cuentas con registro en las Afores, cerca de 50% están inactivas, lo que significa que no hay aportación patronal en los últimos 36 meses.

Al cierre del tercer bimestre de 2010, las cuentas activas sumaron 21 millones 703 mil, mientras que el resto, 20 millones, son inactivas.

La incongruencia es que el modelo de AFORES sólo es válido en un esquema de plazas permanentes, seguras y crecientes, no en un espacio donde el empleo es fugaz, ridículo y sacrificado.

Hoy, 25% de la población activa posee un trabajo estable, el resto vive al día.

Los que cobran por honorarios, los que se encuentren subcontratados por outsourcing, los que están en constante rotación y no son inscritos por sus patrones en el Seguro Social aguardan un futuro poco venturoso, o sea el promedio de la mano de obra nacional.

En la gentileza financiera, así se haya cotizado un solo peso, no pierde el dinero que se ahorró a lo largo del tiempo, y lo cobra acudiendo al IMSS para tramitar la negativa de pensión y llevar el documento a la Afore para que libere los recursos.

El cumplimiento de los plazos de pensión en el Sistema de Cuentas Individuales destapará el horror, pues los inscritos no alcanzarán el mínimo sustentable para el retiro, y el Estado tendrá que dar una salida comprometida al ejército de veteranos laborales.

Considerando que aun los jubilados que gozan de una pensión clásica, se las están viendo negras, el retiro siguiente será una pesadilla.

Las voces de advertencia son desoídas y la guerra por las “chambitas” está en auge. La gente debe de satisfacer necesidades impostergables y se emplea en lo que sea, forjando un presente largo sin reflexiones a un mañana desconocido.

Desorientados por el coro de magnates que asegura la estabilidad financiera de México y excelsas condiciones de vida generales, la clase trabajadora no atisba que está en la línea de un matadero implacable.

Trabajar no garantiza nada. La forma de las cosas por venir es siniestra.

1 comentario:

Tunnel Vision Design dijo...

Gómez, que solución sugiere que sea la más adecuada, desde el punto de vista del trabajdor???