martes, 15 de febrero de 2011

APUNTES: EL INFORME 2010 DE LA CNDH

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Partiendo del hecho inobjetable que los Derechos Humanos en México, ni son tan “derechos” ni tan “humanos”, no sorprende Raúl Plascencia Villanueva, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), afirmara que hay víctimas inocentes de la lucha contra el crimen organizado que aún esperan justicia y advirtió que los periodistas y los defensores civiles de los derechos humanos se encuentran en el peor momento de su vida profesional.

Dicho de otra manera, tenemos una comisión que recomienda, procura y le hace al enmascarado dentro de una sociedad moldeada en el agandalle profesional y la carencia de principios humanitarios, que no sean a su conveniencia.

En la presentación del Informe Anual 2010 de la CNDH, Plascencia manifestó “La sociedad mexicana experimentó momentos difíciles derivados de la violencia del crimen organizado, así como de los enfrentamientos entre autoridades encargadas de la seguridad pública y la delincuencia, dando como resultado un incremento considerable de muertes violentas, entre éstas, de personas ajenas a la comisión de delitos u operativos y cuyos familiares en la mayoría de los casos aún aguardan se haga justicia”.

La respuesta del presidente de la República, Felipe Calderón, quedó en lo siguiente: “Sabemos de su gravedad en México, sabemos el preocupante número de periodistas que sufren agresiones violentas, por desgracia, desaparición y muerte, a manos nuevamente de criminales en México

Sabemos que se busca coartar el ejercicio periodístico, sabemos que se busca someter al periodismo a los intereses de la delincuencia y por eso, porque va en juego la vida y la libertad de los periodistas, el gobierno federal está plenamente consciente de la importancia de redoblar su esfuerzo y atender la recomendación de la Comisión", aseguró Calderón.

Para mí, todos estos hechos, cada uno; las agresiones a periodistas, a migrantes, la trata de personas, todos estos hechos, cada uno individualmente, son razones poderosas y adicionales para combatir precisamente a las estructuras de crimen organizado que existen en el país y que insisto, son la principal amenaza, si bien no la única, si la principal amenaza a los derechos humanos en nuestro país”.

De rebote, Calderón lavó las manos del gobierno y señalo (con índice de fuego e intoxicación bíblica) que los malos siempre son los delincuentes. Ergo, acusar a las instituciones de feos delitos no procede. No viene al caso numerar saldos en cada uno de los grupos vulnerables que mencionó, sólo basta apuntar que del total de quejas presentadas, 16 mil 66, seis mil 916 fueron calificadas como presuntas violaciones a los derechos humanos. Las autoridades señaladas con mayor frecuencia fueron: las Secretarías de la Defensa Nacional, Marina y Seguridad Pública, además del IMSS, el Instituto Nacional de Migración y la Procuraduría General de la República.

Es decir que las “supuestas” violaciones a los Derechos Humanos parten de organismos regulados por la ley y, en teoría, orientados a la preservar la integridad de los ciudadanos. Los delincuentes, en cambio, se ciñen al delito y asumen su condición.

El Informe 2010 de la CNDH documentó la recepción e investigación de 80 expedientes de queja por presuntas violaciones y la emisión de nueve medidas cautelares. Asimismo se emitieron 86 recomendaciones a 115 autoridades, 10% más que el año anterior. La Secretaría de Marina (SEMAR) aceptó tres recomendaciones que inicialmente había rechazado.

“Las agresiones al gremio periodístico no sólo representan un ataque directo a la vigencia del Estado de derecho y a la libertad de expresión, sino también la ineficacia de las autoridades competentes en la prevención e investigación de los delitos”, interpretó ombudsman nacional.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer el Índice de Percepción sobre la Seguridad Pública (IPSP) que bajó casi 2.4 puntos en enero de 2011, al situarse en 98.2 puntos, por debajo de los 100.5 que tenía hace un año.

En corto, la ciudadanía va asumiendo la vulnerabilidad que Calderón le está haciendo pagar, sin derechos, sin humanidad.

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